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viernes, 28 de diciembre de 2018

Cáncer de mama en una pintura renacentista






Maso de San Friano 

Alegoría de la fortaleza
(1560-1562)

Óleo sobre lienzo 
MGalleria della Accademia. Florencia




Tommaso d'Antonio Manzuoli, más conocido como Maso de San Friano (1532-1571) fue un pintor italiano, influido por los pintores del renacimiento y del primer manierismo, como Andrea del Sarto, Rosso Fiorentino, Fra Bartolomeo o Pontormo. Pintó para la iglesia de San Pier Maggiore de Florencia, Ognissanti y Santa Felicità y realizó trabajos para la catedral de Prato. Algunas de sus obras decoran el Palazzo Vecchio de Florencia. En su etapa de madurez se le considera uno de los componentes del movimiento contramanierista. 

Recientemente (febrero de 2018) un equipo dirigido por la investigadora Raffaela Bianucci, de la Universidad de Warwick, ha publicado un trabajo en la revista médica The Lancet donde indaga sobre las representaciones más antiguas de cáncer de mama. Una de ellas es precisamente una obra de Maso de San Friano, titulada "Alegoría de la fortaleza". 


Detalle de los senos de la Alegoría de la Fortaleza,
de Maso de San Friano. 
En esta obra aparece una mujer desnuda sentada sobre un león, representando alegóricamente a esta virtud cardinal. El seno izquierdo de la retratada, según señalan los investigadores, muestra características que pueden relacionarse con un cáncer de mama ulcerado y necrosante con linfedema asociado, lo que normalmente conlleva una inflamación secundaria del miembro superior. 


Barthélemy Cabrol, el primer cirujano 
que realizó mastectomías
No es casual que las primeras representaciones identificables del cáncer de mama aparecieran en el Renacimiento. En esta época se produjo un importante avance de la Anatomía que permitió conocer mejor esta enfermedad, como puede verse en algunas obras de Miguel Angel. También surgieron los primeros tratamientos contra el cáncer. Barthélémy Cabrol (1529-1603), cirujano del rey Enrique IV de Francia, fue un pionero de la mastectomía. Sin embargo era una intervención con frecuentes complicaciones debidas a la falta de asepsia, y además era muy dolorosa, ya que no se disponía de anestesia general, por lo que  se consideró durante siglos una práctica inhumana.

Entender mejor el pasado del cáncer de mama, es de gran utilidad para comprender las causas de la disminución de la mortalidad causada por este tipo de tumores, gracias sobre todo al diagnóstico precoz, a los avances quirúrgicos, a la radioterapia y quimioterapia modernas. 

Bibliografía
Bianucci  R, Perciaccante A, Charlier Ph, Appenzeller O, Lippi D. Earliest evidence of malignant breast cancer in Renaissance paintings. The Lancet Oncology 19, 166-167, 2018 https://doi.org/10.1016/S1470-2045(18)30035-4



jueves, 27 de diciembre de 2018

La lectora de manos







Georges de La Tour 

La buenaventura
(circa 1630)

Óleo sobre lienzo 101 x 123 cm
Metropolitan Museum. New York




La temática de este cuadro de Georges de La Tour (1593-1652) es una escena de género en la que una quiromántica adivina el futuro, leyendo las líneas de la mano a un joven presumido mientras aprovecha para hurtarle algunas de sus pertenencias. El tema no es nuevo y de hecho ha servido de inspiración a otros artistas como Caravaggio (Louvre) que han pintado escenas similares. 

En el cuadro de Caravaggio la adivina aprovecha para robar sutilmente el anillo de su cliente. El juego de miradas - distraída una, y con una disimulada atención la otra - es revelador. 


Caravaggio: La buona ventura (1595) Óleo sobre lienzo 99 x 131 cm. Museo del Louvre 

La Tour va algo más allá, mostrando una escena tan compleja como divertida. Aquí el robo está a cargo de una eficiente banda organizada compuesta por cuatro mujeres que recurren a una estrategia bien estudiada para quitarle al chico la bolsa del dinero. La de más edad es la que le acaba de leer la mano, y se encarga de distraer al incauto muchacho, protestando por la moneda que le ha dado en pago del servicio. Le parece escasa y establece con él un animado regateo. Mientras tanto, sus tres cómplices se sincronizan perfectamente para desvalijar al ingenuo joven, que aparece representado como la víctima perfecta, un petimetre presumido y engreído. La chica que lleva un pañuelo blanco en la cabeza está cortando la cadena que lleva con una medalla de oro, mientras mira de reojo la reacción de su víctima y el trabajo de sus compañeras. Las otras dos realizan una acción conjunta: la de la cofia del extremo izquierdo le extrae disimuladamente la bolsa del dinero mientras la morena con la melena suelta extiende la mano por debajo para hacerse con ella en cuanto su cómplice la deje caer. 

El cuadro fue pintado antes de la etapa tenebrista de Georges La Tour. En esta obra la luz inunda la escena y nos permite ver con claridad todos los detalles: las telas y bordados, el color de la piel, las joyas...


El perfil de la vieja recuerda el de una
sífilis congénita, y sus arrugas son
reveladoras de una exposición crónica al sol
Lo que más impresiona del cuadro es el estudio psicológico de las miradas de los personajes que permite captar a la perfección su pensamiento, diverso e individualizado.  

Pero fijémonos también en la peculiar fisionomía de la vieja zíngara. Su perfil muestra una frente abombada y una nariz muy corta, chata y peculiar. El tabique nasal se halla algo hundido, tomando la forma de la llamada "nariz en silla de montar". Estas alteraciones recuerdan las que pueden encontrarse en los casos de sífilis congénita, es decir la sífilis contagiada de la madre al feto antes del nacimiento. 

Además la piel oscura y arrugada de la anciana -producto sin duda de largas horas de exposición al sol- contrasta con la piel blanca y tersa de la joven ladrona que está a su lado.

Dos comentarios dermatológicos que pueden complementar la contemplación de lo que es sin duda una obra maestra de la pintura. 



Georges de La Tour: 



miércoles, 26 de diciembre de 2018

Santa María de los tumores










Sancta Maria a tumoribus
(Santa María de los tumores) 
(s: XVII)

Basílica de Santa Maria Maggiore
Ravenna




Una amiga y seguidora del blog, Alicia Ramon, que además coordina el centro de arte que frecuento, me ha proporcionado hace pocos días una curiosa estampa, la de Santa María de los tumores, también conocida por su nombre latino Sancta Maria a tumoribus. 

Se trata de una curiosa advocación de la Virgen que se venera en una de las capillas de la Basílica de Santa Maria Maggiore, en la ciudad de Rávena. Muy cerca por cierto de la famosa iglesia de San Vitale, famosa por sus importantes mosaicos bizantinos. 

La imagen de la Virgen de los tumores está instalada en un altar, rodeada por los estucos barrocos de Martinetti. 

Se trata de una pintura del s. XVII en la que aparece en un medallón aparentemente clásico, sentada, con el Niño en su regazo. La cara de María aparece rojiza, inflada y edematosa, en una sintomatología que puede recordar una erisipela o la hinchazón facial que puede verse en algunos casos de linfoma. Para completar la escena, el Niño Jesús también presenta una cara abotargada y asimétrica. La figura de un ángel complementa la escena. 

La devoción popular ha hecho de esta imagen la mejor abogada para los casos de tumores y cánceres. Quien a ella se dirige, es habitualmente para implorar la curación de problemas oncológicos. 

El segundo sábado de cada mes se celebra en la capilla una misa para rogar por los enfermos de tumores de todo tipo. Y no solamente se reza por los enfermos, ya que las oraciones se dirigen también:
- a los familiares, frecuentemente implicados por las circunstancias que rodean a este tipo de patologías  
- a los médicos y al personal sanitario que está encargado de cuidarlos  
- a los investigadores para que María guíe su mente y sus trabajos dirigidos a encontrar tratamientos cada vez más eficaces. 

Asimismo, cada día, antes de la misa, los fieles recitan la plegaria a la Virgen de los Tumores": 


Madre santissima, salute dei malati,
tu hai generato Colui che ci ha guarito dal peccato:
senza di Lui quel male, per noi incurabile,
ci avrebbe devastato!
Tu sei la Madre di Colui che sana le ferite del male
e che con la sua morte e risurrezione
apre per noi le porte della grazia,
fonte di salute dell'anima e del corpo.
Tu sei nostra Madre: a te ricorriamo fiduciosi.
ricordati di noi che siamo nella prova!
Lascia, o Madre tenerissima,
che preghiamo con te il Figlio tuo,
e per la comune invocazione del Suo nome
Egli ci liberi dal male che ci consuma
e ci conceda vita e salute.
Tu che, docile sotto la croce,
hai offerto la tua sofferenza,
insegnaci ad unire il nostro dolore,
con te e come te,
a quello del tuo Figlio Gesù
nostro unico Salvatore.
Amen.



Madre santísima, salud de los enfermos,  
Tú que concebiste a Quien nos libró del pecado  
Sin Él este mal, para nosotros incurable,  
nos habría aniquilado!  
Tú eres la madre de Quien cura las heridas del mal 
y que con Su muerte y Resurrección 
abre para nosotros las puertas de la gracia,  
fuente de salud del alma y del cuerpo. 
Eres nuestra Madre: a Ti nos dirigimos llenos de fe, 
para pedirte que te acuerdes de los que estamos siendo probados! 
Deja, oh tiernísima Madre  
que imploremos contigo a tu Hijo 
y que con solo invocar Su nombre 
Él nos libere del mal que nos consume 
y que nos conceda vida y salud.  
Tú, que dócil bajo la cruz,  
ofreciste Tu sufrimiento 
enséñanos a unir nuestro dolor al tuyo y como Tú 
al de tu Hijo Jesús 
nuestro único Salvador.  
Amén.   


Sin duda, la Virgen de los Tumores constituye una advocación nueva y con indudable futuro, en una época en la que el cáncer constituye la principal causa de muerte en los países desarrollados. Rinovarsi o perire!






martes, 25 de diciembre de 2018

Feliz Navidad




¡ Feliz Navidad a todos
los seguidores de este blog!









Ferrer Bassa

Escena de la Natividad
(1343-1346)

Fresco, Capilla de Sant Miquel
Monasterio de Pedralbes 
Barcelona.  





lunes, 24 de diciembre de 2018

BON NADAL - FELIZ NAVIDAD





Bon Nadal a tots els seguidors d'aquest blog!


¡Feliz Navidad a todos los lectores de este blog!

Bo Nadal a todos os siareiros do noso blog!

Eguberriak blog irakurle guztientzat!

Merry Christmas to all blog readers! 

Joyeux Noël à tous les lecteurs du blog!

Buon Natale a tutti i lettori del blog!

Frohe Weihnachten an alle Blogleser!

С Рождеством всех читателей блога

OMNIBVS AVTEM LEGENTIBVS IACVS, DIARII



عيد ميلاد سعيد لجميع القراء بلوق







Adoración de los pastores
(detalle) 
(1343-1346)

Esmalte. Creu dels esmalts
Museu de la Catedral de Girona  




viernes, 21 de diciembre de 2018

Los ilustradores médicos de la escuela de Viena




Anton Elfinger 

Psoriasis 


Ilustración en el libro de F. von Hebra 
Atlas der Hautkrankheiten. Text von Prof. Dr. Ferdinand Hebra, Bilder von Dr. Anton Elfinger und Dr. Carl Heitzmann. Kaiserische Akademie der Wissen schaften
Viena, 1856-1876.




La dermatología es una disciplina médica eminentemente visual. Las alteraciones de la piel se ven directamente por lo que el diagnóstico se efectúa en la mayoría de los casos por inspección, mirando la superficie cutánea. Por lo tanto es casi imposible intentar aprender dermatología sin la ayuda de imágenes. Por muy buena, detallada y precisa que sea la descripción de un cuadro clínico, se hace imprescindible su representación gráfica para su total comprensión

Carl Heitzmann: Hipertriquiasis
En ausencia de las actuales técnicas fotográficas, las únicas técnicas usadas para reproducir enfermedades fueron las efectuadas a mano, lo que no era del todo sencillo. Se debía encontrar un artista que ilustrara el cuadro clínico de forma que transmitiera fielmente los aspectos de las lesiones con el fin de facilitar el diagnóstico. Pero no siempre se encontraban artistas profanos en Medicina que reunieran las cualidades de ejecución artística con las de la percepción médica. Lo ideal era contar con médicos-artistas o con dibujantes con una cierta formación médica. Si se encontraban estas personas, era un auténtico lujo contar con su colaboración.  

Esto es lo que consiguió el prestigioso dermatólogo Ferdinand von Hebra, que fundó en Viena una brillante escuela destinada a revolucionar la Dermatología. Contrató a algunos médicos que poseían además un alto nivel artístico. Valía la pena perpetuar en imágenes de calidad el recuerdo de la variedad patológica. 



Anton Elfinger, (1821-1864) médico e ilustrador

Los más destacados médicos-artistas de la escuela de Viena fueron Anton Elfinger (1821-1864) y Carl Heitzmann (1836-1896)

Anton Elfinger había estudiado pintura con el pintor vienés Mathias Ranftl, conocido por sus retratos y sus cuadros históricos, y con el famoso pintor Leopold Kupelwieser en la Academia de Bellas Artes de Viena. Pero el padre de Elfinger, que era farmacéutico, quería que estudiase Medicina. Tras graduarse, entró en el departamento de Hebra y comenzó a trabajar incesantemente, en muy precarias condiciones económicas, realizando cientos de acuarelas y dibujos, y más tarde, moldes de cera.  


Carl Heitzmann (1836-1896), uno de los
  médicos ilustradores que trabajaron con Hebra 
El croata Carl Heitzmann era natural de Vincovci, donde había nacido en el seno de una familia judía. Estudió Medicina primero en Pest (Budapest) y más tarde en Viena, donde estudió cirugía con Franz Schuh, patología con  Salomon Stricker y  Carl Rokitansky (pathology) y dermatología con Hebra. En 1859 se licenció y en 1873 fue nombrado profesor asociado de anatomía patológica en la cátedra de Rokitansky. 

No se tiene constancia de que Heitzmann tuviera una especial formación artística, como Elfinger. A pesar de ello debía tener un innato talento, ya que realizó muy meritorias acuarelas, si bien en un número mucho menor que Elfinger. También la calidad es mucho menor. A él se debe probablemente la primera imagen que conocemos de sarcoma de Kaposi.  

Su hermano menor Julius Heitzmann, médico como él, también contribuyó a realizar obras para la colección de Hebra. Otro de los artistas dignos de mención es Carl Rzehaczek. 

Carl Heitzmann: Ephelide lentiforme
(
Atlas der Hautkrankheiten de Hebra)
A pesar de que (caso insólito en su tiempo) los artistas figuran como co-autores del libro en la portada, su ingente y meritorio trabajo no se vió recompensado económicamente. El cargo de Hebra como profesor de Dermatología no estaba remunerado por lo que todos los trabajos realizados por la escuela de Viena fueron realizados gratuitamente. Como dato a tener en cuenta, diremos que Carl Heitzmann era tan pobre, que cuando murió, su viuda se vio obligada a mendigar para poder sobrevivir.

La intención de Hebra era ciertamente muy ambiciosa:


“El propósito que nos mueve a publicar este libro consiste en reflejar de la mejor forma posible una clínica dermatológica. Con esta finalidad, pretendemos que las ilustraciones sustituyan a los pacientes como materia de nuestras conferencias, mientras que el texto pretende sustituir a las palabras de la conferencia (....) Puesto que cada enfermedad dermatológica muestra un aspecto diferente según se encuentre en su fase inicial, en su fase de estado o en el proceso de su involución, nos hemos visto obligados a incluir varias ilustraciones de cada una de ellas. De hecho, es preciso aportar tantas como hayan sido necesarias para proporcionar al lector una idea clara de las diversas etapas de la enfermedad." 
Además, Hebra pretendía que las ilustraciones de su libro tuvieran una validez universal, imperecedera:

“...para hacerlas útiles en toda época, en todo lugar y en todo sistema. Como en el pasado, las clasificaciones de las afecciones dermatológicas sufrirán previsiblemente diferentes modificaciones en el futuro. La validez de las subdivisiones de las enfermedades cutáneas, según un sistema u otro será desde luego limitada. Las enfermedades en si mismas, no varían en función de la época o del lugar. Un trabajo como este no está destinado a limitarse a un momento o a un lugar determinado. No puede estar sujeto desde luego a conceptos subjetivos (tales como sistemas de clasificación), pero debe basarse en la creación divina, eterna (la de la misma enfermedad).”

Ichtiosis hystrix, según una lámina del
Atlas der Hautkrankheiten de Hebra
Tal vez por esta aspiración de eternidad, las ilustraciones del atlas de Hebra eran realmente opulentas. Algunas, casi del tamaño natural, estaban reproducidas mediante cuatro placas litográficas coloreadas. Cada una de las imágenes estaba protegida por una cubierta transparente con una litografía a pluma, en la que se destacaba el contorno de las lesiones y se incluían números para identificar los comentarios del texto.

El alto nivel artístico de la escuela vienesa y su íntima vinculación entre medicina y arte se manifiesta en un estilo preciso y detallista que podríamos encuadrar dentro de la corriente del  realismo postromántico. Si bien la ilustración se centra en los aspectos diagnósticos, en aquellos rasgos que permiten clasificar la enfermedad (la nosología es el máximo objetivo en la obra de Hebra),  no se rehúye ya reflejar la circunstancia del enfermo: su modo de vestir, su clase social, su procedencia, su religión (algunos pacientes aparecen con la cabeza cubierta por el kippah , el casquete que llevan judíos practicantes).  Este cambio de orientación es debido por una parte a la convicción de que ciertos detalles del entorno del paciente pueden ser valiosos en el diagnóstico; por otra parte a una total falta de pudor en precisar los datos de ciertos pacientes. En  nuestros días, el respeto a la privacidad de los pacientes adquiere una extraordinaria importancia, y toda imagen debe garantizar el anonimato de los enfermos, pero en la Viena de la segunda mitad del s.XIX los médicos estaban más preocupados por demostrar la veracidad de sus aseveraciones. ¿Quién podía asegurar que un enfermo anónimo no estuviera excesivamente idealizado, o incluso que no hubiera sido fruto de una invención? Para evitar la duda, frecuentemente, los datos de los pacientes eran revelados de forma tan pormenorizada que sería insólita hoy, con la intención de que cualquiera pudiese comprobar la certeza del diagnóstico o la eficacia del tratamiento. No era inusual citar el nombre de un individuo o incluso su domicilio al comentar su historia clínica. Esto justifica que la iconografía dermatológica del s. XIX recurrieran al retrato personalizado, como una garantía de veracidad. 

Los ilustradores médicos, como Elfinger o Heitzmann han sido injustamente olvidados con frecuencia. Es bueno rescatar de su olvido a quienes dejaron testimonio, con sus vívidas ilustraciones de la patología de su tiempo, hermanando arte y conocimiento médico. 


Otra de las ilustraciones de Anton Elfinger





Bibliografía

Crissey JT. Early Dermatologic Illustration. Arch Dermatol 1951, 64: 417-424

Ehring F. Ilustración científica en Dermatología. Cinco siglos de historia. Edika med. Barcelona, 1995. 


Fatović-Ferenčić S. Carl Heitzmann painting: early evidence of Kaposi's sarcoma. The Lancet, 365, 474, 2005 https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(05)17863-5/fulltext



  • Fatović-Ferenčić S 
The description of the hematoblast by the dermatopathologist. Carl Heitzmann in 1872. J Invest Dermatol. 1999; 113861-862
Hebra F Atlas der Hautkrankheiten. Text von Prof. Dr. Ferdinand Hebra, Bilder von Dr. Anton Elfinger und Dr. Carl Heitzmann. Kaiserische Akademie der Wissen schaften. Viena, 1856-1876.

Holubar K, Schmidt C, Wolff K. Challenge Dermatology - Vienna 1841-1992. Verlag der Österreichischen Akademie der Wissenschaften. Viena, 1993

Sierra X Dermis y Cronos. Ed. Planeta. Barcelona, 1995.


Sierra X. Leprosy. En: 


  • Fatović-Ferenčić S 
  • Plewig G 
  • Holubar K. 
  • Skin in water-colours. BlackwellOxford2003

    jueves, 20 de diciembre de 2018

    Gabriel García Márquez (y III): los médicos








    Milton Bernal

    Cabeza de 
    Gabriel García Márquez
    (2015)

    Escultura colosal de bronce.
    Jardines de la Casa de América. Madrid 




    En entradas anteriores nos hemos referido a los golondrinos que de forma autobiográfica impone García Márquez al coronel Aureliano Buendía, así como a muchas otras patologías que aparecen en sus obras. Como hemos visto, sorprende por su minuciosa descripción y exactitud. Gabo era un gran aficionado a leer textos médicos y estaba muy interesado en la Medicina. Su padre era médico homeópata e incluso había instalado una pequeña farmacia en 1934, y supo transmitir su interés por los temas médicos a su hijo. 

    En la obra de Gabo aparecen no solamente descripciones de enfermedades y referencias a remedios populares, siuno que también nos deja múltiples descripciones de médicos, frecuentemente basadas en personajes reales, que él conoció, ya que no hemos de olvidar las bases autobiográficas de muchos de sus personajes de ficción. los médicos y las enfermedades en la obra de García Márquez han sido motivo de la tesis doctoral del médico Juan Valentín Fernández de la Gala, en donde encontramos mucha información al respecto. 


    Gabriel García Márquez

    Danilo Bartulín

    Uno de los médicos que conoció Gabo personalmente fue este cirujano chileno, amigo personal del presidente Salvador Allende. También atendió como médico a García Márquez y para su obra Crónica de una muerte anunciada, le redactó el informe forense de la muerte de Santiago Nasar.

    En el informe de la autopsia, hay datos no desprovistos de humor, como que el cerebro pesaba 700 gramos más que el de un inglés. En la novela el médico se hallaba ausente, por lo que el que practica la  autopsia es el párroco del pueblo, el padre Amador, quien tenía algún conocimiento del procedimiento por haber estudiado Medicina.


    Henrique de la Vega


    Fue un médico cartagenero que se había formado en París. Gabo se inspiró en él para el personaje del Dr. Urbino de El amor en los tiempos del cólera. El mismo García Márquez lo ratificó en una anécdota. Margarita de la Vega, hija de Enrique, se encontró con Gabo en el Hotel Nacional de La Habana. En aquella ocasión el escritor colombiano le pregunto: “Bueno, y ¿qué te pareció el retrato que hice de tu papá en mi novela?” La hija del médico se quedó muy sorprendida.

    En la novela, el doctor Juvenal Urbino, gran conquistador de mujeres, se licencia en París y es la imagen perfecta del hombre moderno. Se trata de un médico que se dedica a curar el cólera en un “moridero de pobres”.

    Juvenal Urbino atiende el caso de Jeremiah de Saint-Amour, que se suicida haciendo en su casa un sahumerio de cianuro de oro. En su tesis, Fernández de la Gala señala que es una descripción tan exacta que parece sacada de un libro de toxicología. En realidad, Gabo recreó la muerte de don Emilio el Belga, un orfebre aficionado, amigo y compañero de ajedrez de su abuelo el coronel Nicolás Márquez. 



    Arriba y abajo: Casa museo de Gabriel García Márquez. Aracataca. 



    Mohammed Tebbal

    Se trata de un médico argelino que García Márquez conoció en París. En plena guerra de Argelia, en una de las numerosas redadas de la gendarmería francesa, confundieron a Gabo con un argelino cuando salía de un café y lo detuvieron. Fue así como conoció a Tebbal en la Gendarmería de Saint-Germain-des-Prés. a partir de entonces García Márquez tuvo una clara simpatía por la causa independentista argelina.

    Según Fernández de la Gala, Tebbal puede identificarse con el personaje del médico Octavio Giraldo de las novelas El Coronel no tiene quien le escriba y La mala hora, además en el cuento La prodigiosa tarde de Baltazar, obras que escribió en 1962, año de la independencia de Argelia.

    La descripción del físico del Dr. Giraldo en estas obras coincide perfectamente con la del argelino, así como el tema de entregar propaganda clandestina en sus visitas médicas. 

    El padre de Tebbal era diabético (incluso llegó a perder una pierna a causa de la enfermedad). El médico argelino facilitó a Gabo mucha información sobre la diabetes. En la obra de García Márquez se alude a dos técnicas para medir la glucosa (que seguramente usaba Tebbal). Una era una técnica que se usaba en los años 50, en la cabecera del paciente: se calentaba la orina y si desprendía aroma a fruta (debido a los cuerpos cetónicos) se deducía que el diabético estaba descompensado o que había una alta proporción de glucosa en la orina del paciente (reacción de Lieben). La otra era una sencilla técnica de laboratorio: el uso del reactivo de Benedict, también para detectar la glucosa en la orina.

    Tebbal también informó a Gabo de múltiples aspectos médicos del asma, ya que era una de las patologías a la que más se dedicó. Tebbal llegó a ser alcalde de Tlemecén y fundó un hospital para niños asmáticos en esta ciudad. 

    En claro paralelismo, Gabo describe como Octavio Giraldo atiende a la mujer del coronel que tenía asma y a Don Sabas, diabético, además de ser capaz de poner en práctica en el medio rural algunas pruebas analíticas de laboratorio.

    Antonio José Barbosa

    Gabo se inspiró en la figura del doctor Antonio José Barbosa, paisano de Gabo (ambos nacieron en Maracaibo)  y que era médico de Aracataca, para construir el personaje del médico francés de su primera novela, La hojarasca. En opinión de Fernández de la Gala constituye una figura clave para entender no solo la posición preeminente que la medicina y los médicos ocupan en la obra de Gabriel García Márquez, sino también la propia génesis de Macondo como universo literario. 

    En la novela, el médico ya se había retirado, cuando le aparecieron heridos de guerra pidiéndole cura. Ante su negativa, aunque “la vida es la cosa mejor que se ha inventado”, decide suicidarse por haberse vuelto odioso para el pueblo.


    Alket Zekiri: Retrato de Gabriel García Márquez (1975)


    Al parecer, según el testimonio de sus nietos, cuando Gabo acompañó a su madre a vender la casa de Aracataca conoció a Antonio Barbosa y a partir de este encuentro construyó su personaje. 


    Para terminar la revisión de los médicos que desfilan por las páginas de Cien años de soledad, encuentro que el novelista hace referencia a los médicos de la compañía bananera, que dejaban mucho que desear, a tal extremo que los dirigentes sindicales manifestaron su inconformidad. Razón tenían, pues según el narrador 
    “los médicos no examinaban a los enfermos, sino que los hacían pararse en fila india frente a los dispensarios, y una enfermera les ponía en la lengua una píldora del color del piedralipe, así tuvieran paludismo, blenorragia o estreñimiento"

    En la vida real hemos aludido ya a cierta patología dermatológica, entre la que destaca la hidrosadenitis que padeció el escritor. También hay que señalar diversos nevus intraepidérmicos que aparecen en muchas de sus fotografías y retratos. Gabriel García Márquez falleció en 2014 a causa de una recidiva de un linfoma que ya le había sido diagnosticado en 1999.


    Bibliografía
    Arrizabalaga A. Auscultando la obra literaria de Gabriel García Márquez. 28.08.2018 https://www.efesalud.com/garcia-marquez-medicina-obra

    Fernandez de la Gala, J.V. Médicos y Medicina en la obra de Garcia Márquez. Tesis doctoral. Universidad de Cádiz, 2016
    https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=50788