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jueves, 20 de diciembre de 2018

Gabriel García Márquez (y III): los médicos








Milton Bernal

Cabeza de 
Gabriel García Márquez
(2015)

Escultura colosal de bronce.
Jardines de la Casa de América. Madrid 




En entradas anteriores nos hemos referido a los golondrinos que de forma autobiográfica impone García Márquez al coronel Aureliano Buendía, así como a muchas otras patologías que aparecen en sus obras. Como hemos visto, sorprende por su minuciosa descripción y exactitud. Gabo era un gran aficionado a leer textos médicos y estaba muy interesado en la Medicina. Su padre era médico homeópata e incluso había instalado una pequeña farmacia en 1934, y supo transmitir su interés por los temas médicos a su hijo. 

En la obra de Gabo aparecen no solamente descripciones de enfermedades y referencias a remedios populares, siuno que también nos deja múltiples descripciones de médicos, frecuentemente basadas en personajes reales, que él conoció, ya que no hemos de olvidar las bases autobiográficas de muchos de sus personajes de ficción. los médicos y las enfermedades en la obra de García Márquez han sido motivo de la tesis doctoral del médico Juan Valentín Fernández de la Gala, en donde encontramos mucha información al respecto. 


Gabriel García Márquez

Danilo Bartulín

Uno de los médicos que conoció Gabo personalmente fue este cirujano chileno, amigo personal del presidente Salvador Allende. También atendió como médico a García Márquez y para su obra Crónica de una muerte anunciada, le redactó el informe forense de la muerte de Santiago Nasar.

En el informe de la autopsia, hay datos no desprovistos de humor, como que el cerebro pesaba 700 gramos más que el de un inglés. En la novela el médico se hallaba ausente, por lo que el que practica la  autopsia es el párroco del pueblo, el padre Amador, quien tenía algún conocimiento del procedimiento por haber estudiado Medicina.


Henrique de la Vega


Fue un médico cartagenero que se había formado en París. Gabo se inspiró en él para el personaje del Dr. Urbino de El amor en los tiempos del cólera. El mismo García Márquez lo ratificó en una anécdota. Margarita de la Vega, hija de Enrique, se encontró con Gabo en el Hotel Nacional de La Habana. En aquella ocasión el escritor colombiano le pregunto: “Bueno, y ¿qué te pareció el retrato que hice de tu papá en mi novela?” La hija del médico se quedó muy sorprendida.

En la novela, el doctor Juvenal Urbino, gran conquistador de mujeres, se licencia en París y es la imagen perfecta del hombre moderno. Se trata de un médico que se dedica a curar el cólera en un “moridero de pobres”.

Juvenal Urbino atiende el caso de Jeremiah de Saint-Amour, que se suicida haciendo en su casa un sahumerio de cianuro de oro. En su tesis, Fernández de la Gala señala que es una descripción tan exacta que parece sacada de un libro de toxicología. En realidad, Gabo recreó la muerte de don Emilio el Belga, un orfebre aficionado, amigo y compañero de ajedrez de su abuelo el coronel Nicolás Márquez. 



Arriba y abajo: Casa museo de Gabriel García Márquez. Aracataca. 



Mohammed Tebbal

Se trata de un médico argelino que García Márquez conoció en París. En plena guerra de Argelia, en una de las numerosas redadas de la gendarmería francesa, confundieron a Gabo con un argelino cuando salía de un café y lo detuvieron. Fue así como conoció a Tebbal en la Gendarmería de Saint-Germain-des-Prés. a partir de entonces García Márquez tuvo una clara simpatía por la causa independentista argelina.

Según Fernández de la Gala, Tebbal puede identificarse con el personaje del médico Octavio Giraldo de las novelas El Coronel no tiene quien le escriba y La mala hora, además en el cuento La prodigiosa tarde de Baltazar, obras que escribió en 1962, año de la independencia de Argelia.

La descripción del físico del Dr. Giraldo en estas obras coincide perfectamente con la del argelino, así como el tema de entregar propaganda clandestina en sus visitas médicas. 

El padre de Tebbal era diabético (incluso llegó a perder una pierna a causa de la enfermedad). El médico argelino facilitó a Gabo mucha información sobre la diabetes. En la obra de García Márquez se alude a dos técnicas para medir la glucosa (que seguramente usaba Tebbal). Una era una técnica que se usaba en los años 50, en la cabecera del paciente: se calentaba la orina y si desprendía aroma a fruta (debido a los cuerpos cetónicos) se deducía que el diabético estaba descompensado o que había una alta proporción de glucosa en la orina del paciente (reacción de Lieben). La otra era una sencilla técnica de laboratorio: el uso del reactivo de Benedict, también para detectar la glucosa en la orina.

Tebbal también informó a Gabo de múltiples aspectos médicos del asma, ya que era una de las patologías a la que más se dedicó. Tebbal llegó a ser alcalde de Tlemecén y fundó un hospital para niños asmáticos en esta ciudad. 

En claro paralelismo, Gabo describe como Octavio Giraldo atiende a la mujer del coronel que tenía asma y a Don Sabas, diabético, además de ser capaz de poner en práctica en el medio rural algunas pruebas analíticas de laboratorio.

Antonio José Barbosa

Gabo se inspiró en la figura del doctor Antonio José Barbosa, paisano de Gabo (ambos nacieron en Maracaibo)  y que era médico de Aracataca, para construir el personaje del médico francés de su primera novela, La hojarasca. En opinión de Fernández de la Gala constituye una figura clave para entender no solo la posición preeminente que la medicina y los médicos ocupan en la obra de Gabriel García Márquez, sino también la propia génesis de Macondo como universo literario. 

En la novela, el médico ya se había retirado, cuando le aparecieron heridos de guerra pidiéndole cura. Ante su negativa, aunque “la vida es la cosa mejor que se ha inventado”, decide suicidarse por haberse vuelto odioso para el pueblo.


Alket Zekiri: Retrato de Gabriel García Márquez (1975)


Al parecer, según el testimonio de sus nietos, cuando Gabo acompañó a su madre a vender la casa de Aracataca conoció a Antonio Barbosa y a partir de este encuentro construyó su personaje. 


Para terminar la revisión de los médicos que desfilan por las páginas de Cien años de soledad, encuentro que el novelista hace referencia a los médicos de la compañía bananera, que dejaban mucho que desear, a tal extremo que los dirigentes sindicales manifestaron su inconformidad. Razón tenían, pues según el narrador 
“los médicos no examinaban a los enfermos, sino que los hacían pararse en fila india frente a los dispensarios, y una enfermera les ponía en la lengua una píldora del color del piedralipe, así tuvieran paludismo, blenorragia o estreñimiento"

En la vida real hemos aludido ya a cierta patología dermatológica, entre la que destaca la hidrosadenitis que padeció el escritor. También hay que señalar diversos nevus intraepidérmicos que aparecen en muchas de sus fotografías y retratos. Gabriel García Márquez falleció en 2014 a causa de una recidiva de un linfoma que ya le había sido diagnosticado en 1999.


Bibliografía
Arrizabalaga A. Auscultando la obra literaria de Gabriel García Márquez. 28.08.2018 https://www.efesalud.com/garcia-marquez-medicina-obra

Fernandez de la Gala, J.V. Médicos y Medicina en la obra de Garcia Márquez. Tesis doctoral. Universidad de Cádiz, 2016
https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=50788

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