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martes, 10 de julio de 2018

El beso, un intercambio de bacterias






Henry de Tolouse-Lautrec

Au lit: le baiser

Óleo sobre lienzo 54x70 cm
Colección particular


Los besos son un mejor destino que la sabiduría

(E. E. Cummings)



Henry Toulouse Lautrec (1864-1901), artista de vida agitada, visitaba con mucha frecuencia ciertas casas de prostitución. Era asiduo, entre otras, de este burdel situado en el 6 de la rue des Moulins. Allí observó que algunas de las pupilas, aparte de ejercer su oficio estaban enamoradas entre sí. Tras las agotadoras jornadas tenían algunos momentos para expresarse mutuamente su sentimiento lésbico. Toulouse-Lautrec expresó esta situación con estos besos de amor auténtico, tras el duro trabajo de amor fingido. Sin duda, un homenaje a los sentimientos, al amor, a la ternura, hecho con una gran simpatía hacia las retratadas. 

René Magritte: Les amants
El beso apasionado ha sido representado en numerosas obras de arte. Algunas muy famosas, como la escultura de Rodin, la pintura de Gustav Klimt, algunas de Egon Schiele. Incluso algunas hacen referencia al amor clandestino, como Les amants de Magritte, que esconden su beso envueltos en asfixiantes telas (un evidente símil de su comportamiento social).  El beso en la boca, con lengua, el llamado "french kiss" es considerado como la mejor expresión de amor profundo y es practicado por el 90 % de las culturas del mundo. 

Es cierto que besar indiscriminadamente puede comportar a veces algunos peligros de contagio -como la mononucleosis infecciosa, también llamada "enfermedad del beso"- aunque el riesgo se circunscribe por lo general a casos de alta promiscuidad. De todos modos, hay que reconocer que la boca no es un lugar estéril. Se calcula que alberga 700 especies de bacterias diferentes. En 2014 apareció en la revista Microbiome un  estudio sobre el intercambio de bacterias que tiene lugar en un beso. Según estos autores holandeses, una pareja que se bese (con lengua) durante 10 segundos intercambia unos 80 millones de bacterias. 

Roy Liechtenstein. Kiss II. 
Para llegar a esta conclusión, los autores  holandeses solicitaron a 21 voluntarios que respondieran a un cuestionario sobre sus hábitos en materia de besos (frecuencia, duración..). a continuación tomaron muestras de su saliva para estudiar su composición bacteriana. Después, uno de los miembros de cada pareja tomó una bebida probiótica que contenía bacterias comunes que servían como marcadores (Streptococcus, Lactobacyllus, Bifidobacterium...). La conclusión fue que tras un beso la cantidad de bacterias marcadoras se multiplicaba por tres en la boca del miembro receptor. Y que cuando las parejas se besaban un mínimo de 9 veces por día, la composición bacteriana de su saliva se volvía prácticamente idéntica a la de su pareja. Según los autores, esto contribuiría a digerir mejor alimentos comunes y a hacer frente del mismo modo a infecciones similares. El beso pues, en cierto modo, además de reforzar los vínculos afectivos, sería beneficioso para la salud. 

Cuestiones microbiológicas aparte, besar es una actividad que creo muy recomendable. Besar de verdad, con el corazón, sintiendo como tiembla el alma. Quiero recordar aquí el inolvidable poema V de Catulo, de plena actualidad después de dos mil años: 



Vivamos, Lesbia mía, y amémonos.

Que los rumores de los viejos severos

no nos importen un chavo.

El sol puede salir y ponerse:

nosotros, cuando se acabe nuestra breve luz,

dormiremos una noche eterna.

Dame mil besos, después cien,

luego otros mil, luego otros cien,

después hasta dos mil, después otra vez cien;

luego, cuando lleguemos a muchos miles,

perderemos la cuenta, no la sabremos ni nosotros

ni tampoco el envidioso: así no podrá maldecirnos

al saber el número total de nuestros besos.

(Trad: Xavier Sierra)

*    *    *

Viuamus, mea Lesbia, atque amemus, 
rumoresque senum seueriorum 
omnes unius aestimemus assis. 
Soles occidere et redire possunt: 
nobis, cum semel occidit breuis lux, 
nox est perpetua una dormienda. 
Da mi basia mille, deinde centum, 
dein mille altera, dein secunda centum, 
deinde usque altera mille, deinde centum. 
Dein, cum milia multa fecerimus, 
conturbabimus illa, ne sciamus, 
aut nequis malus inuidere possit, 
cum tantum sciat esse basiorum. 

Y es que el beso, el beso de verdad, cuando uno está realmente enamorado, es una de las mejores cosas que pueden hacerse en la vida. 



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