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miércoles, 14 de marzo de 2018

Tapiró y la piel negra







Josep Tapiró i Baró 

Belleza de Tánger
(1891)


Acuarela. Dahesh Museum. Nueva York



Josep Tapiró i Baró (1836 - 1913) fue un pintor catalán que cultivó sobre todo cuadros de temática oriental. Se había formado en Reus, su ciudad natal, con Domènec Soberano. Más tarde siguió estudios en Barcelona, Madrid y Roma, donde conoció a su conciudadano el reusense Mariano Fortuny (1838-1874), cuya influencia fue decisiva para él. 


Tapiró. Marroquí de raza negra. (1913) 
68.5 x 49cm 
Con Fortuny viajó por primera vez a Tánger en 1871, y comenzó a pintar escenas marroquíes. Tras la muerte de su amigo Fortuny en 1876, Tapiró se instaló definitivamente en Tánger, encuadrándose definitivamente en el estilo orientalista. 

Por orientalismo entendemos una corriente artística derivada del romanticismo, que busca en Oriente un mundo de sensualidad, color y exotismo. En buena parte es un Oriente inventado, o por lo menos imaginado, rico en tópicos y en referencias también del pasado histórico, de la rica cultura musulmana que durante siglos floreció en el sur de la Península Ibérica. 

En las obras de Tapiró aparecen muchos personajes marroquíes: árabes, berebers y también sujetos de raza negra, como la mujer que inicia este artículo. El exotismo de la piel negra (en aquel tiempo muy poco frecuente en España) ejerce sobre Tapiró y otros pintores orientalistas una clara atracción. Algo que en una sociedad multirracial, en el melting-pot actual probablemente no llamaría tanto la atención.

Pero ¿porqué algunas pieles son negras y otras blancas? ¿de qué depende? Básicamente depende de la concentración en un pigmento -la melanina- de la epidermis, la capa más superficial de la piel.  De hecho la etimología de su nombre viene del griego μέλαν (melás = negro). La melanina es un pigmento de color negro que da el color a la piel, el pelo, el iris del ojo...


Aspecto histológico de la piel.  La zona superior, teñida de violeta es la epidermis y bajo ella, de color rosado, la dermis. En la capa inferior de la epidermis (estrato basal) se alinean los queratinocitos. Entre ellos, esporádicamente se ven los melanocitos, las células que sintetizan la melanina. 

En la capa basal de la epidermis se alinean los queratinocitos e intercalándose entre ellos, aunque en número mucho menor, se encuentran unas células con unas digitaciones alargadas, como los tentáculos de un pulpo, llamadas melanocitos. Estas son las células en las que se sintetiza la melanina, que se acumula en unos gránuilos llamados melanosomas. 



Los melanosomas son estructuras bastante complejas que, al madurar, se desplazan por las terminaciones digitiformes de los melanocitos. La melanina es liberada y puede ser incorporada por las otras células del estrato basal, los queratinocitos. Cada melanocito provee de melanina a unos 20-40 queratinocitos, los que están situados a su alrededor.


J. Tapiró. Novia (1900). 
Museu de Reus
Ya dentro del citoplasma de los queratinocitos la melanina se dispone sobre el núcleo de la célula y ejerce así una misión de protección del mismo. El intenso color negro de la melanina filtra la radiación ultravioleta solar y evita parcialmente el efecto que podría ocasionar en los ácidos nucleicos de la célula.  

Así pues la melanina tiene una función protectora. Por eso si nos exponemos repetidamente al sol, nos ponemos morenos, es decir, sintetizamos una mayor cantidad de melanina. El bronceado de la piel no tiene una función estética, sino que es una protección frente a la acción nociva de los rayos ultravioleta solares.  


Josep Tapiró:
Retrato de Darcawi, santón de Marrakech (1895)
MNAC. Barcelona
Volvamos ahora a la pregunta inicial ¿por qué unas pieles son más oscuras que otras? La razón estriba en la medida, número y distribución de los melanosomas en las células de la epidermis. O dicho de otro modo, en la cantidad de melanina que sintetiza cada piel. En los europeos y asiáticos, los melanosomas son de pequeño tamaño (inferior a 0,8 µm de diámetro y frecuentemente solo de 0,1 a 0,5 µm ), y además se encuentran agregados en grupos delimitados por una membrana. En los asiáticos, los agregados son más compactos que en los europeos, lo que produce el efecto óptico de un color más amarillento en la piel de los asiáticos. En los individuos de piel más oscura, como los aborígenes australianos, los melanosomas son mucho más grandes (más de 0,8 µm de diámetro, pudiendo llegar a 1-1,3 µm) y se distribuyen uniformemente por toda la célula.


Josep Tapiró: Perfil de un hombre marroquí
(1876) 
Sin embargo, aparte de su distribución, todos los grupos étnicos tienen la misma composición de melanina (eumelanina). Tampoco nos diferenciamos en el número de melanocitos, que es más o menos el mismo para todos los humanos (1000-1500 melanocitos por mm2). Las diferencias de color de la piel vienen dadas por la cantidad de melanosomas, el tamaño de los mismos y su distribución dentro de los queratinocitos.   

Los únicos que poseen una melanina diferente son los pelirrojos, que poseen una molécula de melatonina diferente, con un átomo de hierro (feomelanina). Tiene mucha menos capacidad de filtro de los rayos ultravioletas, por lo que estos individuos de piel muy blanca, ojos claros y cabello rojizo están muy desprotegidos frente a la luz solar. También presentan frecuentemente efélides (pecas) que revelan la distribución irregular de la melanina en su piel. 



La biología del color de la piel




Josep Tapiró i Baró





Bibliografía

José Tapiró y Baró https://arthistoryproject.com/artists/jose-tapiro-y-baro/

Lalueza Fox C. El color sota la pell. Fundació catalana per la recerca. Ed Rubes, Barcelona 2003

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