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jueves, 20 de julio de 2017

Experimentos japoneses en humanos durante la II Guerra Mundial






Shiro Ishii realizando
 una vivisección

Fotografía de archivo



Durante la II Guerra Chino-Japonesa (1937-1945) Japón desarrolló un ambicioso programa de armas químicas y biológicas (a pesar de que tras la I Guerra Mundial habían sido expresamente prohibidas por el Protocolo de Ginebra en 1925), para lo que realizó múltiples experimentos en seres humanos.

Siguiendo en cierto modo los planteamientos de los nazis, el Ejército Imperial Japonés creó una serie de unidades de investigación médica, dirigidas por el general Shiro Ishii. En estas unidades tuvieron lugar escalofriantes experimentos en prisioneros de guerra, presos políticos, discapacitados y enfermos mentales, en los que se calcula que fueron asesinadas unas 10.000 personas.

Oficiales japoneses de la Unidad 731
Una buena parte de las investigaciones consistieron en inocular microorganismos productores de cólera, tifus, difteria, botulismo, carbunco, brucelosis, disentería o sífilis. Muchos experimentos estaban más cerca de la tortura que de la investigación: inyección intrarrenal de orina de caballo o agua de mar;  inyección intravascular de aire para provocar embolias; experimentos de congelación; introducción de prisioneros en máquinas centrífugas para calcular el tiempo de supervivencia… La investigación de los efectos de las radiaciones sobre la piel y el organismo humano ocupó un lugar preeminente.

Mención aparte merecen las vivisecciones, sin anestesia alguna, para ver el funcionamiento de los órganos en directo, mientras se asistía a los terribles gritos de la víctima.

A diferencia de los nazis no parece que los japoneses tuviesen un plan de genocidio planificado, pero lo que es seguro ers que practicaron crímenes en masa.

El general Shiro Ishii
El principal responsable del programa “de investigación médica” fue Shiro Ishii, que alcanzaría el grado de general, que comenzó sus experimentos durante la invasión de Manchuria en 1932. Más tarde estableció diversos “centros de investigación” en China. Entre todos ellos se hizo tristemente famosa la Unidad 731, base de 6 Km2 radicada en Pingfang.

En las Unidades se investigaba sobre la guerra bacteriológica; diversos tipos de bombas; se cultivaban pulgas para la transmisión de enfermedades y se realizaba el almacenamiento de agentes patógenos (cólera, tifus, carbunco…). Uno de los estudios preeminentes era la manera de diseminar agentes patógenos para producir epidemias.

Shiro Ishii realizando una vivisección

En cuanto a los ensayos efectuados con los prisioneros podemos destacar:

·      Prácticas de Cirugía. Los cirujanos aprendían las intervenciones quirúrgicas con prisioneros sanos. Las operaciones eran meras prácticas y se realizaban apendicectomías, extracción de balas, amputaciones, con la finalidad de adquirir práctica quirúrgica. También se ensayaban nuevas prácticas quirúrgicas y se realizaron repetidas vivisecciones.

· Experimentos de diseminación de enfermedades, previa colocación de gérmenes en la ropa, comida o mediante pulgas infectadas. Se investigó también con bombas que expandían esporas de carbunco.

·      Experimentos con gases tóxicos (iperita, lewisita, gas mostaza) cuya acción se comprobaba sobre los prisioneros.

· Experimentación con drogas (heroína, opio, anfetaminas, agentes psicotrópicos)


Mano de un prisionero de la Unidad 731
sometida a la acción de agentes vesicantes


Bibliografía

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Sharav VH. Human Experiments: A Chronology of Human Research. [consultado: 29-09-2010]. Disponible en: http://www.ahrp.org/history/chronology.php.

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