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domingo, 18 de junio de 2017

La historia de la penicilina (I): El hongo que contaminó un cultivo






Josep M. Benedicto García

Busto de Alexander Fleming
(1956)

Mármol. 355 x 434 x 145 cm
Jardines Dr. Fleming. Barcelona



Detrás de la que actualmente es la Real Academia de Medicina de Barcelona (edificio que fue anteriormente Real Colegio de Cirugía primero y Facultad de Medicina después) se erige un monumento de piedra adosado a la pared con un busto en mármol de Alexander Fleming, el descubridor de la penicilina. La escultura conmemora la visita que hizo Fleming a la ciudad (1948) y en la que inauguró el Departamento de Investigación del Hospital de Infecciosos (en donde yo tuve el honor de trabajar en mi juventud). La visita de Fleming a Barcelona constituyó un gran acontecimiento: desde su introducción en terapéutica la penicilina había cambiado totalmente la Historia de la Medicina.

Discurso de Fleming en la Real Academia de Medicina de Barcelona (1948)

Son muchos los colectivos que le muestran su agradecimiento por la introducción de los antibióticos. A la izquierda del busto, una placa muestra la gratitud de los bomberos, que tantas veces resultan con quemaduras en los incendios y tienen que luchar con la peligrosa complicación de la sobreinfección.  Al otro, otra ofrecida por el gremio de matarifes: su oficio los exponía frecuentemente al erisipeloide de Rosembach, a la tuberculosis verrucosa o a la erisipela y el advenimiento de los antibióticos supuso un remedio eficaz a tales accidentes profesionales. Las prostitutas del Raval (barrio en donde se erige este monumento, antiguamente conocido como Barrio Chino), le agradecían también el tratamiento de la temida sífilis con penicilina. No pusieron placa alguna (probablemente no se lo permitieron), pero recuerdo ver haber visto muchas veces ramos de flores en agradecimiento al pie de este monumento. Fleming se convirtió así, en una especie de santo laico.  También solía hacerse una ofrenda floral oficial cada 6 de agosto, fecha de la muerte de Fleming.  



 

  
Placas de agradecimiento a Fleming a los lados de su monumento en Barcelona.
 Arriba la de los bomberos. Abajo, la del gremio de matarifes. 


Alexander Fleming (1881-1955) nació el una granja del condado escocés de Ayr, en el seno de una familia de campesinos. Estudió Medicina en Londres, donde se graduó en 1908. Aunque su primera inclinación fue la de dedicarse a la Cirugía, el azar hizo que en el curso de una cacería conociera al Dr. Alroth Wright, profesor de Bacteriología en el hospital St. Mary's. El joven Fleming quedó cautivado por la brillante personalidad de Wright, que le ofreció trabajar con él. 

En otoño de 1921 Alexander Fleming sufrió un ligero catarro. Como era muy curioso, decidió experimentar. El mismo lo comentaba así: 
"Sembré mi propia secreción nasal en medio del cultivo sólido. No observé nada en los tres primeros días, pero, al cuarto, advertí que la placa se había contaminado por unas colonias de color amarillo limón y denominé al microorganismo Micrococcus lisodeiticus. Mi moco nasal hacía desaparecer las colonias de dicho microbio" 
A la sustancia que producía este efecto destructor la llamó Fleming "lisozima" (enzima lítica) y publicó los resultados de su investigación en los Proceedings de la Royal Society en 1922. 

Este descubrimiento - que define muy bien el carácter de Fleming, curioso y paciente - antecede en el fondo y en la forma al que sería poco después su gran aportación: el descubrimiento de la penicilina. 

En 1928 Fleming se comprometió a escribir un artículo sobre el estafilococo para el Medical Research Council. Quiso comprobar prácticamente algunos puntos y para ello cultivó en una placa de Petri una estirpe de estafilococos. Era verano y Alexander se iba de vacaciones. Dejó las placas de cultivo en un rincón del laboratorio. Cuando volvió, el 3 de septiembre vio que una de las placas se había contaminado con un moho. Pero a Fleming le llamó la atención que alrededor de la colonia de moho habían desaparecido las colonias de estafilococos. Movido por la curiosidad, no destruyó aquella placa contaminada y decidió saber cual era la causa de aquel curioso fenómeno. 


Alexander Fleming revisando placas de Petri en su laboratorio

Pero él no era químico, ni micólogo y no sabía identificar bien aquel moho destructor de estafilococos. En aquel momento no abundaban los micólogos. Fleming no tenía ninguno cerca y recurrió a un estudiante, La Touche, que identificó el hongo como Penicillum rubrum y así figuró en la primera publicación. Curiosamente, como recuerda el Dr. Juna Manuel Igea, seguidor de este blog, es probable que el hongo procediera de los cultivos que el propio Charles La Touche estaba realizando dos pisos más arriba, por encargo del equipo de alergia del St. Mary's Hospital.  Aunque no era Penicillum rubrum, como creyó La Touche. Algunos años después (1939) el micólogo Charles Thom corrigió el error y señaló que se trataba en realidad de Penicillum notatum. 

No sería este el único escrito de Fleming, a pesar que suele decirse que se olvidó de su descubrimiento. Debemos recordar por lo menos dos (1931 y 1932) así como una comunicación al II Congreso iInternacional de Microbiología (Londres, 1936). Sin embargo se tardaría todavía algunos años hasta que se desarrolló la penicilina como medicamento.  


Alexander Fleming y el descubrimiento de la penicilina



Historia de la penicilina
1. El hongo que contaminó un cultivo 

2. Experimentando la droga mágica

3. El primer caso no sobrevive

4. El fármaco salvador de vidas



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