Thomas Cole
El curso del imperio: Destrucción (1836) Óleo sobre lienzo 99 x 161 cm New-York Historical Society, Nueva York |
Thomas Cole (1801-1848) nació en Lancashire (Inglaterra). A los 19 años emigró con su familia a América, donde transcurrió el resto de su vida. Tras formarse en la escuela de Artes de Pennsylvania, destacó como pintor paisajista.
Una de sus obras más destacadas es "El curso del imperio", una serie de cinco cuadros de tema histórico en los que relata la evolución del imperio romano. En el cuarto cuadro de esta serie, "Destrucción", muestra el saqueo de Roma por las tropas de Alarico en 410 d.C. en un estilo apocalíptico: El ejército invasor saquea la ciudad, quemando edificios y dejando el suelo sembrado de cadáveres. El humo de los incendios se funde con espesos nubarrones como un funesto presagio. En una esquina destaca una estatua colosal de un guerrero (inspirada en el gladiador Borghese del Louvre), que avanza decidido hacia el enemigo. Pero su intento es vano: ya ha perdido una mano derecha y la cabeza yace despedazada en el suelo. Una bella metáfora de un imperio que ve como avanza inexorablemente su fin.
Alarico I (370-410) fue rey de los visigodos entre 395 y 410. Los visigodos estaban establecidos en Mesia (en las riberas del Danubio, actualmente territorios de Serbia y Bulgaria) y aliados con los romanos como foederati por un acuerdo con el emperador Teodosio I.
Alarico se erigió como caudillo militar de un ejército aliado de los romanos (387–395) y tras la muerte de Teodosio I se proclamó rey de los visigodos (395). Según comenta San Isidoro:
«Los godos, rehusando el patrocinio de foedus romano, proclamaron en asamblea a Alarico como rey suyo, juzgando que era indigno ser súbdito del poder de Roma, de cuyas leyes y compañía se habrían separado vencedores en la batalla».
Segunda campaña de Alarico en Italia (según F. A. Galassi) |
El rey Alarico fue crucial en el proceso de descomposición del Imperio romano de Occidente.
En 396 Alarico condujo las hordas visigodas a través de Macedonia, Tracia, Fócida y Beocia, atacando y arrasando las ciudades griegas de Corinto, Esparta, Argos y Megara, y llegando a amenazar al gobierno romano de Cosnstantinopla, pero, atacado por Estilicón, se vio forzado a replegarse.
El Imperio romano se enfrontaba a múltiples síntomas de descomposición: vándalos y godos en el norte de Italia, insurrección de las tropas de Britania y pronunciamientos de militares que se autoproclamaban césares, y, además, los suevos, vándalos y alanos cruzaron el Rhin (406).
Los visigodos de Alarico, aprovechando la débil situación del Imperio de Occidente, forzaron al emperador Honorio a refugiarse en la bien fortificada ciudad de Rávena y marcharon de nuevo sobre Italia, llegando incluso a saquear la ciudad de Roma en agosto del año 410 (tras tres asedios e intentos frustrados de llegar a un acuerdo con Honorio). Alarico reclamó al emperador Honorio ser nombrado general de los ejércitos del Imperio (magister militum), pretensión que no vería jamás cumplida. Sin embargo, de Roma se llevó como botín a la hermanastra del emperador, a la princesa Gala Placidia como rehén. A la muerte de Alarico, su cuñado Ataúlfo se casó con ella y se instalaron en Barcino (actual Barcelona).
El saqueo de Roma, que duró seis días, fue relativamente respetuoso. Alarico quería ser proclamado emperador de Roma y tuvo especial cuidado en respetar templos y monumentos. A pesar de todo, produjo una gran conmoción en todo el mundo civilizado, como puede verse, por ejemplo en los escritos de San Agustín, obispo de Hipona, una ciudad norteafricana. Según el historiador Eduard Gibbon:
"La caída de Roma desencadenó el temor por todo el Imperio e incluso logró que vacilara la fe en Dios de muchos cristianos y el regreso al paganismo de otros, al considerar que aquel era un castigo de sus antiguos dioses por haberlos abandonado."
Alarico había planeado invadir el Norte de África, el gran granero de Roma, y por eso se dirigió al sur de la península itálica, pero murió súbitamente en la ciudad de Cosenza a los 35 años, antes de conseguirlo.
La muerte súbita de Alarico ha llamado la atención de muchos investigadores. Evidentemente se deben contemplar algunas posibilidades como un fallo cardíaco, un ictus, o disección de la aorta, aunque no hay antecedentes ni parece que coincidan los síntomas descritos por los Jordanes, el principal cronista de la época, que destaca un fuerte acceso febril en sus últimos días. El paleopatólogo F. A. Galassi de la Universidad de Zurich, cree que probablemente Alarico murió de paludismo. El paludismo está causado por un protozoo del género Plasmodium (P. falciparum, P. vivax, P. ovale, P. malariae), que es transmitido por la picadura de un mosquito. La mayoría de los casos actuales (438.000 muertes al año) están producidos por P. falciparum (+ de 75%) y P. vivax (20 %). Los síntomas iniciales de paludismo (malestar, náuseas, vómitos, tos) son muy poco específicos y se confunden frecuentemente con otras infecciones bacterianas o víricas (gripe, brucelosis, fiebre tifoidea...)
Alarico I, por Ludwig Thiersch |
El pronóstico del paludismo depende en buena medida de la respuesta inmunitaria. Las personas que habitan en zonas endémicas de paludismo desarrollan una inmunidad parcial, que les preserva de complicaciones graves y que desaparece a los dos años si van a vivir en zonas no endémicas. Muchos personajes célebres romanos que vivían en zonas endémicas (Julio César, Atico, Cicerón) habían desarrollado una inmunidad parcial, por lo que padecieron la malaria y la superaron sin consecuencias graves. Pero la mayoría de las tropas de Alarico (una mezcla de soldados godos y de otros pueblos aliados) procedían de zonas en las que la malaria no era endémica.
Alarico había vivido de 401 a 410 en el norte de Italia y en la península de los Balcanes, zonas en las que en principio, no estaban infestadas por la malaria. Sin embargo, se han demostrado secuencias de ADN de Plasmodium falciparum en el esqueleto de un niño encontrado en Lungnano in Teverina (a 90 km. al norte de Roma) y que ha sido datado en 450 d.C. De hecho, en opinión de Sallares, los alrededores de Roma debían ser zonas endémicas de malaria desde hacía mucho tiempo, como sugiere el antiguo culto a la diosa Febris. Alarico gozaba de perfecto estado de salud durante el saqueo de Roma (finales de agosto de 410) y tras un largo viaje llegó a Calabria, una región de alto endemismo malárico y que fue zona endémica de paludismo hasta tiempos muy recientes. En octubre, una época en la que se dan la mayoría de muertes por paludismo, al darse las condiciones climáticas óptimas para la reproducción y diseminación del parásito, Alarico tuvo un violento acceso febril, muriendo poco después.
Heinrich Leutemann: La muerte de Alarico (1895) Grabado Publicado en Ridpath, John Clark: Universal History. |
Los paleopatógrafos creen que Alarico podría haber sido infectado por P. falciparum, que presenta una incubación muy breve (7-8 días). De ser cierta esta hipótesis, podríamos afirmar que así como Napoleón fue vencido por el "general invierno", el invicto rey de los godos habría sido vencido por el "general mosquito".
Bibliografía
Faure E. The death of Alaric I (c. 370–410 AD), the vanquisher of Rome: Additional arguments strengthening the possible involvement of malaria. Eur J Intern Med 37 (2017) e14-e15.
Galassi FM, Bianucci R, Gorini G, Paganotti GM, Habicht ME, Rühli FJ. The sudden death of Alaric I (c. 370-410 AD), the vanquisher of Rome: a tale of malaria and lacking immunity. Eur J Intern Med 2016; 31, 84-7
Jordanes. De Origine actibusque Getarum. En: Mierrow CC (ed) The gothic history of Jordanes. Princeton University Press, 1915.
Sallares R. Malaria and Rome: a history of malaria in ancient Italy. Oxford University Press, 2002.
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