Cartel de propaganda sanitaria
(1940-1945)
Papel impreso
Diversos archivos y museos. |
Durante la II Guerra Mundial, el Departamento de Propaganda de los EEUU no se limitó a editar carteles de tipo político e ideológico, que incluían caricaturas de Adolf Hitler, General Hideki Tojo o Benito Mussolini. Las fuerzas aliadas decidieron prevenir un enemigo tan peligroso como las bombas del enemigo: las enfermedades venéreas (ETS).
El temor a las enfermedades venéreas era fundado: durante la I Guerra Mundial, el Ejército había gastado una importante suma de dinero y perdido casi 10.000 hombres por las bajas causadas por las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS). Únicamente la gran pandemia de gripe española de 1918-1919 causó más bajas por enfermedad que las que se produjeron durante este período bélico.
Con este antecedente, no es de extrañar que cuando la sífilis y gonorrea se empezaron a extender vertiginosamente entre las tropas al principio de la II Guerra Mundial, el gobierno de los EEUU lanzó una gran campaña de prevención de las enfermedades de transmisión sexual, alertando a los soldados del peligro venéreo.
Con frecuencia se proyectaban películas a la tropa advirtiendo de los peligros de la prostitución (El film más famoso se titulaba USS VD: Ship of Shame), que se proyectó de forma continuada e insistente. El esquema argumental de estas películas era casi siempre el mismo: Un soldado encuentra a una tentadora prostituta, con la que practica sexo y como consecuencia el soldado adquiere una enfermedad venérea y acude al médico militar de su unidad.
La prostitución era la principal vía de contagio de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y la relación entre prostitución y las entonces llamadas "enfermedades vergonzosas" era casi absoluta. Por este motivo, la mayoría de carteles van dirigidos a avisar del peligro en el que se incurría si se mantenían relaciones con prostitutas. Algunos carteles llegaban a afirmar que el 98% de las mujeres "disponibles" tenían enfermedades venéreas. En algunos carteles se recurre veladamente a consideraciones morales.
Hay que encuadrar todo eso en un momento histórico en el que no se disponía todavía de penicilina, que fue el tratamiento plenamente eficaz de la sífilis. Fue precisamente durante la II Guerra Mundial cuando tres médicos militares norteamericanos (Arnold, Mahoney, Harris, 1945) comenzaron a tratar con penicilina a los soldados afectos de sífilis en las tropas americanas destacadas en el Pacífico. Hasta entonces, los derivados arsenicales (Salvarsan®, Neosalvarsan®) eran la única opción terapéutica real.
En la entrada de hoy y en algunos días sucesivos aportaremos una colección de carteles de propaganda sanitaria para la prevención de las enfermedades venéreas, especialmente sífilis y gonorrea.
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