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lunes, 1 de agosto de 2016

La nariz de Cyrano





Mauro Corda

 Monumento a Cyrano
(2000)

Estatua de bronce pintado
Place de la Pélissière. Bergerac.
  


Edmond Rostand (1868-1919) fue un literato y autor  dramático francés, famoso sobre todo por su obra de teatro Cyrano de Bergerac (1897). La obra tuvo un gran éxito desde su inicio, ya que giraba entorno de un héroe francés en un  momento en que Francia acababa de perder la Alsacia y la Lorena. 


Maury Toussaint: El actor Coquelin caracterizado como Cyrano
El personaje de Cyrano, basado vagamente en la persona de un literato francés del s. XVII, se reencarna en una figura en la que se enlazan lo trágico y lo cómico en un discurso plenamente romántico. El Cyrano de Bergerac de Rostand es un militar gascón, pendenciero y algo fanfarrón, muy brillante intelectualmente, escritor y poeta de gran sensibilidad. Pero Cyrano presenta una nariz muy prominente, deforme, casi monstruosa, lo que condiciona de forma terrible su físico  dificulta su relación con las mujeres. Así que Cyrano se ve obligado a desarrollar su personalidad alrededor de su valentía y habilidad como espadachín, por un lado, y por sus cualidades intelectuales y literarias, por otro. 


Jean Cocteau: Sarah Bernardt caracterizada como Cyrano

Perdidamente enamorado de su prima Roxana, una doncella bella, culta y sensible, Cyrano no se atreve siquiera a expresarle su amor por el gran complejo que su nariz le crea, a pesar de que la joven tiene por él una gran admiración como poeta. 

Un día llega a su compañía el joven Cristian, hermoso y atrevido, pero incapaz desde el punto de vista intelectual. Cristian representa todo lo que Cyrano desprecia: la belleza física desprovista de ingenio, petulante y vacía. Cristian desafía además a Cyrano, burlándose de su nariz, una ofensa que el narigudo no suele perdonar (véase el famoso monólogo La tirade du nez, al final de esta entrada). Pero Roxana - atraída de forma irresistible por la hermosura de Cristian - se enamora de él. Con la confianza que tiene a su primo Cyrano, a quien le une un amor casi fraternal, le comenta su irresistible pasión por el muchacho. Esto provoca en Cyrano  un intenso dolor: por una parte, pierde a su amada, que cae en brazos de un rival despreciable y odiado; por otra, su nobleza de sentimientos y su cariño hacia Roxana hacen que desee por encima de todo la felicidad de la doncella. 

Jacques Lipschitz: Estatua de Cyrano.
Museum Beelde Aan Zee. 
Venciendo su natural repugnancia y desprecio por la estúpida hermosura de Cristian, Cyrano concibe un extraño plan: con su ingenio, ayudará a Cristian a acceder al amor de Roxana. Así, Cristian pondrá el cuerpo y Cyrano el alma, y de algún modo, será una conquista de ambos. La obra tiene todos los ingredientes románticos: heroicidades militares, admiración por la intelectualidad, amor idealizado, pasión... El personaje de Cyrano triunfó de forma arrolladora y el drama de Rostand pronto se convirtió en uno de los grandes clásicos franceses, siendo muy representado y traducido a numerosas lenguas.  

El nombre de Cyrano ha quedado asociado, desde entonces al léxico popular, siendo usado como sinónimo de los narigudos, de las personas dotadas de una gran nariz. A través de esta acepción, Cyrano también dejó su huella en la Dermatología. Existe un angioma de la punta de la nariz que suele afectar al cartílago, haciendo que la nariz se deforme congénitamente, aumentando su volumen y longitud. Por razones obvias, a esta alteración se ha dado en denominar "angioma Cyrano". En los niños que presentan este tipo de angiomas se puede recurrir a soluciones quirúrgicas o a tratamientos con láser. En algunos casos han involucionado con éxito tras tratamientos con propanolol.


La "tirade du nez" de Cyrano (Gérard Depardieu, 1990):



La "tirade du nez" (de Cyrano de Bergerac, de Rostand): 
Ah ! non ! c'est un peu court, jeune homme ! 
On pouvait dire... Oh! Dieu!... bien des choses en somme. 
En variant le ton,-par exemple, tenez: 
Agressif: Moi, Monsieur, si j'avais un tel nez, 
Il faudrait sur-le-champ que je me l'amputasse !  
Amical: Mais il doit tremper dans votre tasse ! 
Pour boire, faites-vous fabriquer un hanap!  
Descriptif:  C'est un roc ! . .. c'est un pic ! . . . c'est un cap ! 
Que dis-je, c'est un cap ?. .. C'est une péninsule !  
Curieux:  De quoi sert cette oblongue capsule ? 
D'écritoire, Monsieur, ou de boite à ciseaux ?  
Gracieux:  Aimez-vous à ce point les oiseaux 
Que paternellement vous vous préoccupâtes 
De tendre ce perchoir à leurs petites pattes ?  
Truculent:  Ça, Monsieur, lorsque vous pétunez, 
La vapeur du tabac vous sort-elle du nez 
Sans qu'un voisin ne crie au feu de cheminée ?  
Prévenant:  Gardez-vous, votre tête entrainée 
Par ce poids, de tomber en avant sur le sol !  
Tendre:  Faites-lui faire un petit parasol 
De peur que sa couleur au soleil ne se fane !  
Pédant: L'animal seul, Monsieur, qu'Aristophane 
Appelle Hippocampelephantocamelos 
Dut avoir sous le front tant de chair sur tant d'os !   
Cavalier:  Quoi, I'ami, ce croc est à la mode ? 
Pour pendre son chapeau, c'est vraiment très commode!  
Emphatique: Aucun vent ne peut, nez magistral, 
T'enrhumer tout entier, excepté le mistral !  
Dramatique :  C'est la Mer Rouge quand il saigne !  
Admiratif:  Pour un parfumeur, quelle enseigne !  
Lyrique:  Est-ce une conque, êtes-vous un triton ?  
Naïf:  Ce monument, quand le visite-t-on ? 
Respectueux: Souffrez, Monsieur, qu'on vous salue, 
C'est là ce qui s'appelle avoir pignon sur rue!  
Campagnard:  He, ardé ! C'est-y un nez ? 
Nanain !C'est queuqu'navet géant ou ben queuqu'melon nain !  
Militaire:  Pointez contre cavalerie ! 
Pratique:  Voulez-vous le mettre en loterie ? 
Assurément, Monsieur, ce sera le gros lot !  
Enfin, parodiant Pyrame en un sanglot : 
Le voilà donc ce nez qui des traits de son maître 
A détruit l'harmonie! Il en rougit, le traître !  
- Voilà ce qu'à peu près, mon cher, vous m'auriez dit 
Si vous aviez un peu de lettres et d'esprit : 
Mais d'esprit, ô le plus lamentable des êtres, 
Vous n'en eûtes jamais un atome, et de lettres 
Vous n'avez que les trois qui forment le mot: sot ! 
Eussiez-vous eu, d'ailleurs, I'invention qu'il faut 
Pour pouvoir là, devant ces nobles galeries, 
Me servir toutes ces folles plaisanteries, 
Que vous n'en eussiez pas articulé le quart 
De la moitié du commencement d'une, car 
Je me les sers moi-même, avec assez de verve 
Mais je ne permets pas qu'un autre me les serve.

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