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jueves, 16 de junio de 2016

Münchhausen: historia, leyenda, síndrome






 G. Bruckner

Retrato del barón de Münchhausen como coracero en Riga
(1752)

Óleo sobre tela. 
Museo de Munchausen. 
Bodenwerden, Alemania



Karl Friederich Hyeronimus, barón de Münchhausen 
(1720-1797) fue un noble alemán que en su juventud sirvió de paje a Ulrico II, duque de Brunswick-Luneburg, que estaba casado con una sobrina de la zarina. Por este motivo,  se trasladó a Rusia. Se alistó en el ejército ruso, luchando en dos guerras contra los turcos del Imperio Otomano (1740 y 1741). Parece ser que al regresar, en 1750, narraba historias muy exageradas, fantasiosas e increíbles sobre sus hazañas bélicas, con ánimo de sorprender al auditorio. 


Monumento al barón de Munchausen, montado
sobre medio caballo y mirando como sale por detrás
el agua que está bebiendo. Bodenwerden.
Las aventuras del barón de Münchhausen fueron recopiladas por primera vez por un anónimo en 1781. Poco después, Rudolf Erich Raspe publicó una versión inglesa bajo el título de Baron Münchhausen's Narrative of his Marvellous Travels and Campaigns in Russia (1785) en la que se relataban sus aventuras más exageradas todavía, presentando al barón como un gran fabulador. 

En 1786 Gottfried August Bürge tradujo la obra al alemán enriqueciéndola con algunas aportaciones propias extraídas del folklore popular (Wunderbare Reisen zu Wasser und zu Lande: Feldzüge und lustige Abenteuer des Freiherrn von Münchhausen).  

Busto hipotético del barón de Munchausen, 
según una ilustración de Doré (1862)

Las obras sobre el barón de Münchhausen estaban escritas en un estilo desenfadado y divertido, insistiendo sobre la imposibilidad de tales proezas y exagerando mucho su relato, lo que suscitaba la hilaridad del lector. Conocedor de las publicaciones, el propio Münchhausen se sintió bastante molesto sobre todo porque la obra había sido publicada citando su nombre, ya que el barón quedaba como un fabulador y un embustero  patológico. 

La obra fue traducida a muchos idiomas, lo que garantizó su popularidad. Así, el barón de Münchhausen se transformó en un personaje legendario, y se convirtió para siempre en un mítico mentiroso compulsivo. Su popularidad ha continuado creciendo desde entonces e incluso ha sido llevado a la pantalla protagonizando diversas películas.



                   


Las aventuras del hiperbólico barón de Münchhausen se desarrollaban en escenarios increíbles. 
El barón tanto podía cabalgar por el fondo del mar como subir a la luna trepando por una planta de judías.  


En 1951, Richard Ascher dió el nombre de síndrome de Münchhausen para designar a los pacientes con afecciones artificiosas voluntarias, o que llegan a autoinducirse sus enfermedades o lesiones (ingesta de medicamentos o sustancias, autolesiones), con el fin de ser tratados como enfermos y sin que se pueda descubrir ningún objetivo o beneficio por su conducta. 

En una de sus increíbles hazañas, el barón
se escapa montado sobre una bala de cañón.
Ilustración de Géry-Bichard (1879)
Se trata generalmente de individuos que van de hospital en hospital, intentando ser internados en ellos mediante actos espectaculares y autoinducidos. No es raro que increpen a los médicos que los atienden por no hacerles caso y frecuentemente intentan que les intervengan quirúrgicamente. Sin embargo, el síndrome de Münchhausen, que se halla recogido como enfermedad psiquiátrica en las principales clasificaciones de enfermedades (CIM-10, DSM-IV), no es un cuadro histérico, ni se trata de una simulación. En estos casos, la simulación de síntomas es consciente (y no inconsciente, como en la histeria). En cambio, la motivación para la producción de síntomas es inconsciente (a diferencia de los simuladores, en la que es consciente). 


Diagnosticar el síndrome de Münchhausen no es del todo sencillo. Los principales criterios que permiten establecer este diagnóstico son: 
  • Fingir enfermedades, lesiones y otra patología, sin causa demostrada.
  • Historia dramática, creíble, mezcla de verdades y falsedades.
  • Demanda de exámenes, pruebas, intervenciones, etc.
  • Patrones de cuadros clínicos sospechosamente típicos, como extraídos de un libro de texto.
  • Evidencias de muchos procedimientos previos (cicatrices, resultados de exámenes, etc.)
  • Comportamiento agresivo, fuera de las reglas normales de conducta.
  • Antecedentes de múltiples atenciones e ingresos en muchos hospitales.
  • Altas de los hospitales a petición, o antes de lo recomendado.
  • Evidencia de no seguir los consejos médicos. (Espinosa y cols.)


Existe también el síndrome de Münchhausen por poderes (Roy Meadow, 1977), en el que los padres o tutores utilizan diversos artificios para provocar enfermedades ficticias a sus hijos, con un objetivo poco claro de obtener de algún modo una ganancia secundaria (algunos lo denominan síndrome de Polle, nombre del hijo del barón de Münchhausen, aunque este apelativo no ha tenido una plena aceptación). En estos casos, los padres o tutores proporcionan datos falsos de la historia clínica para conseguir el ingreso hospitalario y/o la intervención quirúrgica del niño. 


Bibliografía

Ascher R. Münchausen's syndrome. Lancet 1951, 10, 339-341

Meadow R. Münchausen syndrome by proxy. The hinterland of child abuse. Lancet 1977;13(2):343-5  

Bürger GA. Las aventuras del barón de Münchhausen. Luis Tasso y Serra. Barcelona, 1884 (pdf)      




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