activo en Constanza (detalle)
El nacimiento de la Virgen
(1430 circa)
Temple sobre tabla. 84'5 x 34'7 cm
Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid
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Es un lugar común creer que en la Edad Media la higiene cutánea se había abandonado por completo. Esta es una creencia ciertamente parcial y debería matizarse. La higiene medieval, aunque en algunas clases sociales distaba mucho de la que regía en la Antigüedad no era ni mucho menos tan escasa como lo fue por ejemplo en la época barroca. En las áreas con gran influencia de cultura musulmana las abluciones se practicaban ritualmente antes de la oración y existían numerosos baños árabes (hammam) de uso público. También estos baños se practicaban en los países de predominio cristiano, aunque de forma más limitada.
El aguamanil para verter el agua sobre las manos y el paño
para secarse, dos aditamentos obligados para el lavado de
las manos en las casas en la Edad Media.
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Una de las normas de higiene era lavarse las manos antes de comer. En numerosas tablas góticas vemos como se realizaba esta práctica. Habitualmente un sirviente vertía agua contenida en una jarra adecuada, el aguamanil (su nombre ya aclara que era para realizar el lavado de las manos) sobre las manos de quien se las lavaba, que se las frotaba sobre una jofaina que recogía el agua vertida. Posteriormente le era ofrecido un paño para secarse.
Lavatorio del Monasterio cisterciense de Alcobaça (Portugal) |
Lavatorio del Monasterio de Santa María de Poblet (Catalunya) |
En los monasterios, especialmente los benedictinos y cistercienses, donde se ponía en práctica la norma de "Ora et labora" (Reza y trabaja), muchos monjes se dedicaban a las labores agrícolas en las tierras del cenobio. Antes de comer se reunían en el coro e iban después en procesión por el claustro hasta el refectorio. En los claustros cistercienses, delante del refectorio suele haber una especie de templete con una fuente. Es habitual que esta fuente presente muchos caños, por los que mana el agua. Cada monje se lavaba las manos en su caño correspondiente, antes de entrar al refectorio a comer, librándose de la probable suciedad de las manos en contacto con la tierra.
Vista de la totalidad de la tabla del Nacimiento de la Virgen. Museo Thyssen-Bornesmisza (Madrid) |
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