Pierre Bonnard Desnuda en el baño (1936) Óleo sobre lienzo. 114 x 164 cm Musée d'Art Moderne. Paris. |
A lo largo de su vida, Pierre Bonnard (1867-1947), desarrolló un estilo muy personal, representando sobre todo temas de la vida cotidiana. En muchas ocasiones representó a su mujer, Martha, en escenas de baño o arreglándose ante el tocador (Femme à la toilette).
En esta pintura, se multiplican las superficies reflectantes (el agua, la piel mojada, las baldosas y el reflejo de la ventana) ritmadas por los planos verticales y horizontales. También es interesante la visión de la bañera desde arriba, en un escorzo que ya había sido usado anteriormente por Degas, lo que permite ver la totalidad del cuerpo de la bañista.
El cuadro constituye un documento sobre los usos higiénicos de la época. En muchas casas acomodadas, ya existía un cuarto de aseo, dotados de bañeras, aunque la mayoría de la población seguía practicando lavados parciales.
Las bañeras, dotadas de pies y de gran tamaño, permitían la total inmersión del cuerpo. El baño de inmersión era mucho más habitual que la ducha y en general, no se practicaba a diario. El novelista Sandor Marái comenta que cuando él era niño, corría el bulo de que los baños repetidos podían alterar la piel de los niños, por lo que era mejor realizarlos esporádicamente. Por lo general se realizaba un baño completo una vez a la semana, preferentemente los sábados.
Pierre Bonnard:
En esta pintura, se multiplican las superficies reflectantes (el agua, la piel mojada, las baldosas y el reflejo de la ventana) ritmadas por los planos verticales y horizontales. También es interesante la visión de la bañera desde arriba, en un escorzo que ya había sido usado anteriormente por Degas, lo que permite ver la totalidad del cuerpo de la bañista.
El cuadro constituye un documento sobre los usos higiénicos de la época. En muchas casas acomodadas, ya existía un cuarto de aseo, dotados de bañeras, aunque la mayoría de la población seguía practicando lavados parciales.
Las bañeras, dotadas de pies y de gran tamaño, permitían la total inmersión del cuerpo. El baño de inmersión era mucho más habitual que la ducha y en general, no se practicaba a diario. El novelista Sandor Marái comenta que cuando él era niño, corría el bulo de que los baños repetidos podían alterar la piel de los niños, por lo que era mejor realizarlos esporádicamente. Por lo general se realizaba un baño completo una vez a la semana, preferentemente los sábados.
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