Una cara deformada lateralmente en la tribuna de Serrabona. ¿Inspirada en una parálisis facial? |
Capiteles románicos
(s. XI )
Mármol rosado esculpido
Priorato de Serrabona (Vallespir, Catalunya Nord) |
Me gusta mucho el arte románico. Supongo que es bastante lógico: en mi ciudad natal, Girona, el románico abunda y puede decirse, literalmente, que desde niño he jugado entre venerables piedras de este estilo. Más tarde, he visitado muchos lugares míticos del románico, a lo largo del Camino de Santiago. Conservo en mi mente recuerdos imborrables de tantos lugares que me han impresionado.
La galería porticada se abre al exhuberante paisaje pirenaico |
Uno de mis lugares preferido es sin duda una iglesia casi perdida en las montañas del Pirineo, y que muchos desconocen: el Priorato de Serrabona. De entrada he de decir que es una iglesia de difícil acceso. Se llega a ella por una tortuosa y estrecha carretera que serpentea por entre bosques de encinas y alcornoques, hierbas aromáticas, madroños y retamas, encaramándose al risco en medio de un bellísimo paisaje. Pero el viaje merece la pena: al final se llega al Serrabona, una austera iglesia de esquisto oscuro y techo de losas de pizarra, como es habitual en los Pirineos.
Grifos, en los capiteles de la tribuna |
Al penetrar en el recinto, sorprende una galería porticada, de mármol rosa, llena de motivos vegetales y animales en actitudes amenazadoras. La galería se abre a una profunda vaguada, exhuberante de vegetación. Los canónigos agustinos que habitaban el priorato paseaban y rezaban en esta galería abierta, que sustituía al claustro. Seguro que ante tal panorama, sus oraciones apreciaban más y mejor la obra del creador.
Parte posterior de la tribuna de mármol rosado del Conflent, en la iglesia de Serrabona. |
Al entrar en la iglesia, encontramos un ábside y dos absidiolas, la disposición habitual de las iglesias románicas. Pero la sorpresa es mayúscula al descubrir una tribuna, totalmente ejecutada en mármol rosado del Conflent, con columnas y arcos de crucería en el lado contrario al presbiterio.
Tetramorfos: Símbolos de S. Marcos y S. Juan |
S. Miguel hiriendo al dragón con la lanza |
Deambular por el recinto de columnas es fascinante. El bello color de la piedra destaca la riquísima simbología: animales como leones, grifos o águilas, nos advierten del peligro de los pecados, que actúan como auténticos devoradores de la raza humana. En uno de los capiteles, el arcángel Miguel lancea al dragón, rodeado de sus fieles serafines. En la parte posterior, el Agnus Dei y el tetramorfos, los símbolos de los evangelistas, bajo una fina orla de motivos vegetales, verdadero encaje de piedra. Una maravilla.
En medio de tan abigarrado complejo de símbolos, hallamos dos caras humanas claramente deformadas. La boca se lateraliza de forma exagerada, contrayéndose en una mueca grotesca. ¿Qué interpretación podría tener? Aunque como siempre, nuestras elucubraciones deben ser apuntadas como una hipótesis y deben mantenerse en el terreno de la duda, se nos antoja que podrían representar una parálisis facial o tal vez un ictus. Una enfermedad que acaece súbitamente, deformando la cara y que es fácil atribuír su causa a un castigo por el pecado, de acuerdo a la concepción medieval. En catalán el ictus es llamado popularmente feridura (heridura). Un nombre descriptivo, sobre todo bajo la concepción medieval de la enfermedad como castigo al pecado: el pecador herido de forma fulminante por la divinidad. Si tal fuera su significado, no es de extrañar que acompañen a símbolos clásicos del pecado como monstruosos grifos o a leones, muchos de ellos en trance de devorar a sus presas, del mismo modo que el pecado devora al pecador.
Otra cara deformada en los capiteles de la tribuna |
Tal interpretación es, pues, una mera hipótesis, pero en cualquier caso, la tribuna de mármol rosado de Serrabona y su riquísimo simbolismo merece siempre una visita.
Salí de Serrabona reconfortado. Lloviznaba y una ligera neblina envolvía la iglesia. Delante de ella, el jardín de plantas aromáticas y medicinales (tomillo, romero, salvia...) exhalaba su fresco perfume, como una despedida. Volveré pronto, Serrabona, volveré...
Priouré de Serrabone. Sanctuaire sauvage des Aspres:
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