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viernes, 8 de mayo de 2015

El tumor maxilar de Alfonso X




Estatua del rey Alfonso X el Sabio.
Biblioteca Nacional, Madrid.  



Josep Alcoverro Amorós
(1835 -1908)

Alfonso X el Sabio
(1221 -1284)  

Estatua de piedra (1892)
Escaleras de la Biblioteca Nacional. Madrid. 




El rey Alfonso X de Castilla fue un intelectual de gran influencia en su tiempo. Su madre, Beatriz de Suabia, había sido educada esmeradamente en la corte de su tío Federico II de Sicilia, una de las cortes europeas de mayor nivel cultural y le transmitió el gusto por las Humanidades. En la formación de Alfonso tuvieron un papel destacado algunos profesores árabes que le enseñaron filosofía y teología coránica. 

Cuando llegó al trono, Alfonso se rodeó de poetas, trovadores e intelectuales, lo que le valió el apelativo de "El Sabio". En su corte, se mezcló la corriente humanista tradicional con la aristotélica, que llegaba gracias a las traducciones de Averroes, lo que produjo un gran interés por las obras científicas y su auténtica novedad en las cortes europeas. 


Alfonso X dictando "Las Siete Partidas" a un escribiente de la corte.

Alfonso X compuso (o por lo menos inspiró y retocó) las Cantigas, composiciones poéticas en gallego (la lengua de cultura en la corte castellana en aquel tiempo), en las que puede seguirse la vida cotidiana del s. XIII y la propia ideología del rey, ensalzando el culto mariano a través de milagros y prodigios. Alfonso también compuso poemas profanos, muchos de ellos de contenido erótico o burlesco. 



Miniatura representando a Alfonso X en su trono.
Las imágenes de la época muestran una imagen del rey idealizada,
sin reflejar su patología en ningún caso. 

Aunque no puede hablarse todavía propiamente de Escuela de Traductores, el rey mantuvo dos scriptorium, uno en Toledo y otro en Sevilla, donde un conocedor del árabe (generalmente musulmán, mozárabe o judío) pasaba las obras al castellano y posteriormente, un clérigo las traducía al latín. Parece ser que estas obras eran supervisadas y corregidas por el propio rey. Así se compilaron los catorce "Libros del Saber" que reunía un contenido científico de cuestiones de física, química o biología.


Sello real de Alfonso X.
La actuación política del rey sabio fue mucho más controvertida. Al parecer, el rey era bastante ingenuo y se fiaba de los consejos de cualquiera, lo que le acarreó graves y repetidos problemas. 

Alfonso se enfrentó a su esposa Violante de Aragón (hija de Jaime I) y a su hijo Sancho, ya que él defendía los derechos de los hijos de su primogénito Fernando de la Cerda. Esas luchas familiares amargaron los últimos años de su reinado.  


El rey Alfonso X  estuvo profundamente marcado por una enfermedad. Sufría una enfermedad maxilar que deformó notablemente su cara. Probablemente se trataba de un carcinoma epidermoide, un tumor maxilofacial, un carcinoma adenoide quístico o tal vez un linfoma, que formaba una masa vegetante en su mejilla y hacía protruír el ojo.

El tumor cursaba con recrudecimientos periódicos de su sintomatología. Le causaba vivos dolores de cabeza y en ocasiones parecía que el ojo iba a salirse de la órbita. El Dr. Vicente M. Leis Dosil, lector habitual de este blog y a quien quiero agradecer su colaboración, opina que estas crisis de dolor lancinante se explicarían por la invasión perineural.   Según la autorizada opinión de mi buen amigo el cirujano maxilofacial J.M. Trull, otro de los seguidores del blog, el hecho de ser un tumor tan doloroso sugeriría un posible carcinoma adenoide quístico de glándula salivar menor del paladar a la cara. Durante estos episodios de dolor paroxístico el rey se encolerizaba con facilidad con explosivos ataques de ira. 

Según el Prof. Salvador Martínez, de Nueva York, y autor de una documentada biografía, el rey era
"muy ingenuo, extremadamente educado y muy inteligente, pero en las relaciones humanas la ingenuidad le gastaba malas pasadas. Los arranques provocados por su enfermedad le provocaron enfrentamientos graves con sus hermanos Fadrique, al que mandó matar, y con Enrique, al que quería, pero al que condenó a muerte" 
Tal condena sorprende en un rey que se distinguió por su humanismo y esmerada educación. 

El rey Alfonso X enfermo en Vitoria. Ilustración de las Cantigas de Santa María

Su hijo Sancho, que era su rival político y que se había levantado en armas contra él, no dudaba en acusarle de "loco y leproso". No encontramos ningún síntoma que haga pensar que el rey estaba afecto de lepra. Aunque es cierto que bajo el nombre de lepra se agrupaban entonces múltiples enfermedades, esta afirmación nos parece más bien una calumnia malintencionada, urdida con fines políticos. Tales acusaciones, tanto la locura como la pretendida lepra, no tenian fundamento real, pero estaban dirigidas a menoscabar la popularidad del rey y a erosionar su imagen. En aquel tiempo, tanto los locos como los leprosos eran marginados y rechazados para toda función pública. Sancho se cuidó de divulgar este infundio en un intento de  forzar la abdicación del monarca a su favor. 

Tumba de Alfonso X en Murcia. 

El rey Alfonso tuvo otras enfermedades. Sabemos que durante su estancia en Vitoria (del verano de 1276 a la primavera de 1277) cayó gravemente enfermo. El rey sólo se curó cuando pusieron sobre su pecho el primer volumen de las Cantigas de Sta. María, que había compuesto él mismo. Su fe en la Virgen consiguió la curación milagrosa del monarca. 

Tras la muerte de Alfonso X, su hijo Sancho y su nuera María de Molina implantaron en la corte castellana un modelo cultural diferente del que el Rey Sabio había defendido, renunciando a la intelectualidad y al internacionalismo y regresando a los usos tradicionales en las cortes europeas de su época.

La obra científica de Alfonso, y su interés por la astronomía le valieron que uno de los cráteres lunares se conozca con el nombre de Alphonsus (inicialmente Alphonsus Rex, 1651) 


Cantiga 235. Como gradecer ben-feito
(Relata la curación del propio rey cuando se encontraba enfermo): 






Alfonso X el Sabio. Cantigas de Santa Maria:




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