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viernes, 15 de enero de 2016

Carteles sanitarios de la Guerra Civil Española (1936-1939)







Francisco Rivero Gil

¡Atención! Las enfermedades venéreas amenazan tu salud: ¡Prevente contra ellas!
(1936-1939) 

Papel impreso.  70 x 47,5 cm

Jefatura de Sanidad del Ejército
Lit. J. Aviñó, intervenido UGT-CNT.



Este cartel de propaganda sanitaria de la guerra civil española, obra de Francisco Rivero Gil (1899-1972) muestra a un combatiente republicano (en un simbólico color rojo) que contrasta con la blanca mujer que lo abraza. El aparentemente amoroso abrazo de la mujer se torna un descarnado esqueleto en alusión a la fatídica muerte que el contagio de la sífilis puede producir. Transmite una idea falsa, aunque muy común en aquel tiempo: sólo las prostitutas podían transmitir la lúes. 

El tratamiento de la sífilis con penicilina se introdujo en 1945, por lo que en los años de la guerra civil española (1936-1939) todavía no se disponía de esta efectiva terapia. Es cierto que por aquellos años esta enfermedad se trataba ya con arsenicales (Salvarsan), pero este tratamiento - aparte de tener importantes efectos secundarios - era largo y prolijo. La sífilis pues, era una enfermedad que producía estragos en la población. 

En estas circunstancias no es de extrañar que se efectuaran  campañas preventivas para evitar que esta enfermedad se extendiera entre las tropas. Por este motivo entre los múltiples carteles políticos de arenga que intentaban  enardecer a las tropas aparecieron también algunos que alertaban de los peligros de la prostitución, principal fuente de contagio de los soldados. 







Naturalmente, los carteles no sólo advertían del peligro de la sífilis. También prevenían frente a otras enfermedades venéreas. Uno de ellos, obra del cartelista Horacio Germán (1902-1975) impreso en Asturias, describía el "peligro venéreo" perfectamente: "Las tres temibles balas: Blenorragia, Chancro Blando, Sífilis". Las tres enfermedades venéreas más extendidas en aquel tiempo. 

Cartel que intentaba inculcar hábitos de higiene a las tropas
Pero no solamente las enfermedades de transmisión sexual eran motivo de las campañas sanitarias. El ejército también recomendaba extremar las medidas de higiene, en un intento de evitar enfermedades transmisibles. Las tiñas, impétigos, sarna y sobre todo, los piojos, menudeaban entre las tropas del frente, que solían estar en unas condiciones de hacinamiento bastante precarias. Se imprimieron carteles instando a una cuidadosa higiene personal, para intentar controlar estas afecciones, y probablemente otras, más peligrosas todavía como la tuberculosis, que constituía una verdadera epidemia.




Tras la contienda, los restos del ejército republicano derrotado se refugiaron en Francia, donde se habilitaron campos de concentración masivos, como el de la playa de Argelès, en los que las condiciones higiénicas casi nulas propiciaron epidemias de sarna y de piojos (Pediculus  corporis)  y múltiples casos de tifus transmitidos por este parásito. 



Bibliografía: 

Roustan  Gullón G, Suárez Martín E. La Dermatología Española en la Guerra Civil y el exilio. En: Sierra Valentí X, Díaz Díaz R. Historia de la Academia Española de Dermatología y Venereología. Ed. Loki & Dimas. Madrid, 2009 (pág. 73-93) 


jueves, 14 de enero de 2016

Peines y piojos en el Mundo Antiguo






Peine franco 
(s. VI) 

British Museum. Londres.




En una de mis visitas al British Museum de Londres me llamó la atención este peine de madera del s. VI, de origen franco. Por uno de sus lados presenta las púas muy prietas, y me recordó una liendrera actual, de las que se usan para desprender las liendres de los piojos adheridas al pelo. Esto me hizo reflexionar sobre la alta prevalencia que debían tener en la Edad Antigua y medieval las parasitosis en general. 

En efecto, los piojos, pulgas y probablemente la sarna debían ser enfermedades bastante extendidas. Un trabajo publicado en la revista Parasitology, pone en duda que las novedades higiénicas introducidas en el Imperio Romano hubieran tenido una especial consecuencia en la higiene pública, como en general suele aceptarse. 


Fragmentos de peines romanos. En uno de los lados, dientes son tan prietos como en una liendrera. 
Termas de Bath (Inglaterra)


El equipo del Dr. Piers Mitchell, del Departamento de Arqueología y Antropología de la Universidad de Cambridge, ha publicado un reciente artículo en la revista Parasitology, en la que entre otras cosas ha estudiado los restos de parásitos encontrados en los peines de la época. De los datos recogidos por ellos se desprende que la frecuencia  de piojos era muy elevada. 

Como podemos ver tanto entre los romanos como en los pueblos que ellos llamaban bárbaros el uso de peines muy prietos, es también un buen testimonio de que dedicaban buena parte de su tiempo a desparasitarse. La frecuencia de piojos y pulgas era muy elevada en el Imperio Romano y muy parecida a la que puede encontrarse entre los vikingos y poblaciones medievales. 



Bibliografía: 



Mitchell, PD. Human parasites in the Roman World: health consequences of conquering an empire. Parasitology; 8 Jan 2016.   artículo completo aquí

miércoles, 13 de enero de 2016

La tabes sifilítica de Alphonse Daudet









Retrato de Alphonse Daudet 

Fotografía  
Musée d'Alphonse Daudet
Saint-Alban-Auriolles





Alphonse Daudet (1840-1897) fue un escritor francés, célebre por obras como "Lettres de mon moulin"(1866), "Tartarin de Tarascon"(1872), o "Contes du lundi (1873)". Además de estos y otros escritos, dejó una obra póstuma, publicada en 1936, unas notas en la que relata el martirio de sus últimos años, marcados por una tabes sifilítica. Este texto lleva el significativo título de "Le Doulou" (el Dolor, en occitano).

Daudet confesó a Edmond de Goncourt que había contraído la sífilis con "una dama de alto rango", aunque podría ser que en realidad fuese consecuencia de su prolongada relación con una cortesana llamada Marie Rieu, más conocida como Chien Vert (Perro Verde) y que continuó después del matrimonio de Daudet con Julie Allard. Su amante Marie Rieu fue inmortalizada en su novela "Sapho"(1884), una novela escrita tras la aparición de la tabes y que relata la irresistible atracción de un joven provenzal por una cortesana de más edad que él, de la que acaba separándose. La obra defiende el ideal de vida burguesa frente a los atractivos de la bohemia, en la que se adivina - sin citarla - la terrible amenaza de la sífilis. El mensaje moral se vislumbra en la dedicatoria: 
"A mis hijos, cuando tengan veinte años"

 Daudet sintió los primeros síntomas de la sífilis en 1878, mientras escribía "Los reyes en el exilio" (Les rois en exil). Se presentó como un dolor en el hombro derecho (que interpretó como "reuma"), asociado a temblores. En 1882-1883, se generalizó el dolor, afectando especialmente los miembros inferiores, instaurándose una ataxia locomotora y dificultad al orinar. 

Salón del Mas Daudet, casa natal de Daudet. 
Musée d'Alphonse Daudet, Saint-Alban-Auriolles

Ante estos inquietantes transtornos, Daudet decidió consultar con Jean Charcot, el brillante neuropsiquiatra, que trabajaba en el hospital de la Salpetriêre. Charcot diagnosticó una tabes, y le informó de su naturaleza irreversible. Poco después el diagnóstico fue confirmado por el sifiliógrafo Alfred Fournier, que le reveló su etiología sifilítica en 1884. Fournier había descrito el origen sifilítico de la tabes pocos años antes, en 1875. 

Eugène Carrière. Alphonse Daudet y su hija (1891) 

Daudet comenzó a escribir Le Doulou, las notas sobre su enfermedad  en 1884, cuando empezaron sus curas anuales en el balneario de Lamallou-les-bains, especializado en enfermedades nerviosas. En ellas describió sus intensos dolores, que calmaban algo los tratamientos con bromuro o con morfina. Sus recursos literarios nos hacen muy vívidas sus sensaciones, que compara a llamas que atraviesan el cuerpo, quemazón, hormigueos en los pies, en un concierto tal que llega a compararse con un hombre-orquesta o como un salón vacío donde resuena el dolor: 
"Soy el hombre-orquesta del dolor"
"Lo que he sufrido ayer por la noche - el talón y las costillas! La tortura... no tengo palabras para describirlo, me haría falta gritar. Pero ¿de qué sirven las palabras para todo el dolor que he sentido realmente? Llegan cuando ya se ha terminado, calmado. Hablan de un recuerdo, impotente o mentiroso" 

"No hay ideas generales sobre el dolor. Cada paciente tiene la suya, y el mal varía, como la voz de un cantante, según la acústica de la sala"

La ataxia locomotora le hace la marcha cada vez más difícil: para llegar a su butaca, dice invertir 
"tantos esfuerzos e ingenio como Stanley en una selva africana"


  Retrato de Alphonse Daudet en 1885
También describe la diplopia y la disestesia, la sensación "de coraza", que le hace sentir la sensación de transformarse en árbol, en roca, como si se tratara de un personaje mitológico sometido a este castigo. 

Daudet se comparaba a otros intelectuales que sufrían las consecuencias de la sífilis: Baudelaire, Henri Heine, Goncourt. El fantasma de la afasia lo asustaba, y temía terminar como Jules de Goncourt. Uno de sus biógrafos, André Ebner, subraya el método que tenía Daudet para luchar contra su mal intentar preservar su inteligencia trabajando y escribiendo: 
"mi destreza es grande y yo escribo mientras lloro"
Entre otros detalles, Daudet cuenta los tratamientos a los que realizaba por indicación de Charcot, y que eran los habituales en aquel tiempo para tratar la tabes. Le sometía a una fuerte tracción, suspendiéndolo en el aire en una habitación a oscuras, durante un minuto (aparato de Seyre). 


Caricatura de Daudet
en el diario "Les hommes d'aujourd-hui"
El escritor recuerda también algunos aspectos de la vida en el balneario de Lamalou. Comenta la dificultad que tenían algunos atáxicos al comer, hay describe sin piedad a algunos de los enfermos que allí se trataban: 
"Un Don Juan chocho que se arrastra apoyado en dos bastones"
"El viejo Príapo, inundado de láudano" 

El mismo nombre de la enfermedad se evita, revelando así su carácter de "enfermedad vergonzosa":
"Ni siquiera una vez, ni en la consulta del médico, ni en la ducha, ni en los balnearios donde se trata la enfermedad, se pronuncia su nombre, su verdadero nombre, 'enfermedad de la médula'. Incluso los libros científicos se titulan 'sistema nervioso'"
Las notas de Daudet llegan hasta 1894. Goncourt, en su diario, revela que al final le inyectaban morfina cada hora, y según Marcel Proust necesitaba una botella de cloral antes de ir a dormir. En 1897, un súbito ataque termina con este tormento. 

Tras su fallecimiento, la familia intentó evitar que se publicaran sus apuntes de La Doulou. Hubo que esperar a la muerte de Julie, su viuda, y de sus hijos para que los fragmentos dispersos de sus notas fuesen publicadas y así han podido llegar hasta nosotros. 


Bibliografía: 

Daudet A. La Doulou. Ed. póstuma 1900-1931. 

Goens J. De la Syphilis au sida. Cinq siècles de mémoires litteraires de Vénus. Presses Interuniversitaires Européennes. Bruselas, 1995.

Goncourt E & J. Journal, 1851-1896

Proust M. Sur M. Alphonse Daudet, 1897.

Les chemins de Daudet.  Lamalou-les-bains http://byricardomarcenaroi.blogspot.com.es/2015/04/cuento-alphonse-daudet-las-tres-misas.html






martes, 12 de enero de 2016

El papa que escribió un Tratado de Medicina y Cosmética







Andrea di Bouonaiuto


Cappellone degli Spagnoli 
(1365-1367)

Fresco (detalle)
Santa Maria Novella. Florencia.




En los frescos que Andrea di Buonaiuto (1343-1377) pintó en el llamado Cappellone degli Spagnoli, se representan retratos de numerosas personalidades, muchas de ellas relacionadas con la Orden Dominicana, ya que vienen presididos por Santo Tomás de Aquino. Los diversos retratos de personajes de la época se entremezclan con los de algunas alegorías y personajes mitológicos, tal como ya comenzaba a hacerse en una anticipación del Renacimiento. El nombre de Cappellone degli Spagnoli le fue dado más tarde, cuando la Capilla fue cedida a la colonia de españoles que acompañaban a Leonor de Toledo, que llegó en 1539 a Florencia para casarse con Cosme I de Médicis. 


Thesaurum pauperum, el tratado de Medicina y
Cosmética del que llegaría a ser  papa Juan XXI

  Entre los personajes representados allí encontramos a Petrus Hispanus, que aparece con la púrpura y el capelo cardenalicio, debajo de la personificación de la Dialéctica (fragmento que encabeza esta entrada). Más arriba se representaba al dios Mercurio, que aparece con los ropajes y atributos del dios babilónico Nabu, el inventor de la escritura) 




El pontífice Juan XXI, con la tiara papal
Además de la lógica, Petrus Hispanus se interesó por la Medicina y escribió un tratado, el Thesaurum pauperum (Tesoro de los pobres) donde comentaba los remedios adecuados para las distintas enfermedades y como los pobres podían tratarlas con medios a su alcance. Como era habitual en los tratados médicos de la época, el libro iba seguido de una pequeña obra sobre Cosmética, con cuidados para el mantenimiento y el embellecimiento de la piel. En el Thesaurum también se dan algunos consejos sobre vida sexual, especialmente a la manera de mantener y aumentar la erección y cómo proporcionar más placer a las mujeres durante la cópula. 


Aunque la verdadera identidad de Petrus Hispanus ha sido discutida, suele identificarse con Pedro Julião (1215-1277), un portugués que fue maestro en la Universidad de París y profesor en la de Siena (1245-1250). Posteriormente fue arzobispo de Braga (1272), y cardenal de Frascati (1274). En el cónclave que se celebró en Viterbo en 1276 fue elegido papa con el nombre de Juan XXI, sucediendo a Adriano V, siendo hasta el momento, el único papa portugués de la historia. Su pontificado fue muy breve, ya que 8 meses después, el palacio papal de Viterbo se derrumbó y lo hirió de muerte. Murió una semana más tarde a consecuencia del traumatismo. 
Escudo papal de Juan XXI

Dante Alighieri, en su Divina Commedia situó a Juan XXI en el cielo entre los espíritus de los grandes religiosos. 

Como curiosidad, diremos que el último papa que había llevado el nombre de Juan anteriormente fue Juan XIX, ya que nunca existió Juan XX. 



Tumba de Juan XXI en la catedral de Viterbo. 


lunes, 11 de enero de 2016

Pedro Laín Entralgo y la historiografía médica





 Hernán Cortés

Retrato del Prof. Laín Entralgo
(1993)

Óleo y temple sobre lienzo 130 x 110 cm
Colección Real Academia de la Lengua Española.  1 Madrid.  




Resumir en pocas palabras lo que significa Laín Entralgo en el conjunto de la cultura de nuestro país es a todas luces una misión imposible. Fue sin duda uno de los más sólidos intelectuales del s. XX, y su obra abarcó numerosos campos del saber. 

Tuve el honor de conocer y tratar a Laín - don Pedro, para todos sus colaboradores y amigos - poco antes de su jubilación como catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, cuando yo estaba prestando servicios en esta Facultad como joven profesor de clases prácticas de Dermatología. Yo solía asistir a la excepcional Biblioteca del Instituto Arnau de Vilanova de Historia de la medicina, que él había creado y que dirigía. Departí con él en algunas ocasiones y al mostrarle mi interés por la Historia de la Dermatología, me invitó a que fuera por su casa, en donde me dejó consultar algunos libros de su biblioteca personal. Don Pedro era una persona de exquisita educación, amable y dotado de una viva inteligencia y vasta cultura. Sus consejos y opiniones fueron para mí vitales para redactar mi libro "Historia  de la Dermatología" que publiqué años más tarde (1994) y que fue posible en buena parte por el material que reuní a la sombra de Laín. 

Pedro Laín Entralgo (1908 - 2001) era hijo de un médico rural de Urrea de Gaén (Teruel). Se licenció en Químicas y Medicina. Ocupó la cátedra de Historia de la Medicina en la Universidad Complutense de Madrid y desde allí dió un gran relieve intelectual a la historiografía médica, publicando importantes obras sobre el tema y creando una auténtica escuela. No sólo estudió los aspectos historiográficos clásicos sino que realizó auténticos estudios epistemológicos, profundizando especialmente en los aspectos psicológicos y sociales de la relación médico-enfermo.

La personalidad intelectual de Laín no se detuvo ahí. Escribió ensayos filosóficos como "Alma, cuerpo, persona" o "¿Qué es el hombre?" en donde se advierte la influencia de José Ortega y Gasset. Tampoco fue ajeno a cuestiones antropológicas, en las que partiendo de sus creencias originales cristianas, incorpora el pensamiento científico, con una clara influencia de la cosmología de Xavier Zubiri. También cultivó el periodismo (publicaba habitualmente en la revista Gaceta Ilustrada) y escribió algunas obras de teatro. 

Alcanzó diversos cargos de importancia, llegando a ser Rector de la Universidad Complutense (1951-1956), Miembro de la Real Academia Española (1954-2001) de la que llegó a ser Director (1982-1987), Miembro de la Real Academia de la Historia (1962-2001). Fue galardonado con a Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya (1982), el Premio Princesa de Asturias de Humanidades (1989), l y el Premio Internacional Menéndez Pelayo (1991). 


Bibliografía: 










  • —. Qué es el hombre: evolución y sentido de la vida. Círculo de Lectores, 1999. ISBN 978-84-226-7795-6                                .
















  • —. Creer, esperar, amar. Galaxia Gutenberg; Círculo de Lectores, 1993. ISBN 8481090034.








  • —. Sobre la amistad. Espasa-Calpe, 1972.


  • —. La espera y la esperanza. Historia y teoría del esperar humano. Revista de Occidente, 1957.

Tenía quistes de milium Lutero?






Lucas Cranach el Viejo


Retrato de Martín Lutero
(1529)

Óleo sobre tabla. 37 x 23 cm
Galleria degli Uffici. Florencia.  






Lucas Cranach (1472-1553) fue un artista alemán que realizó muchos retratos de personajes de su tiempo y también dejó una gran obra como grabador, realizando especialmente xilografías. 

Aunque nacido como católico, Lucas Cranach abrazó el luteranismo, credo del que hizo una defensa declarada. Tras la batalla de Mülhberg (1547), en la que Carlos V derrotó a los protestantes, Cranach acompañó al exilio al elector Juan Federico I de Sajonia.  Tal vez por esta adhesión inequívoca al protestantismo realizó diversos retratos de Martín Lutero, toda una apología de la Reforma. 




Lucas Cranach. Retrato de Martín Lutero y su mujer, Caterina Bore


Uno de los retratos más famosos fue el realizado en 1529 del Reformador y de su esposa, probablemente uno de los más famosos retratos de Lutero. En estas pinturas podemos observar diversos nevus intradérmicos en la cara de ambos esposos. 

En el caso de Martín Lutero se puede distinguir además una pequeña manchita amarillenta y esférica en el canto externo del ojo derecho. A primer golpe de vista, podría recordar un quiste de millium. Ciertamente es muy arriesgado interpretar así una mancha casi imperceptible que puede corresponder muy bien a un artefacto pictórico casual, sin mayor significación. Pero la pintura minuciosa y detallista de Cranach nos deja la sombra de la duda de si en realidad, la pequeña mancha podría corresponder a esta mínima lesión cutánea. Imaginaciones de un dermatólogo con deformación profesional? Puede ser. 

Ma, si non è vero, è ben trovato...